E.T. El extraterrestre
Un clásico repleto de nostalgia e inocencia: nunca es tarde para ver la historia del extraterrestre que cautivó al mundo hace 30 años.
Seré sincera, la primera vez que vi E.T. El extraterrestre tenía 20 años, ¿la razón? Cuando era pequeña, la apariencia del alienígena me causaba pesadillas y por eso evité la película a toda costa.
Ahora que la volví a ver para escribir esta review, tengo que aceptar que estaba equivocada, muy equivocada. El filme es ya un clásico y tiene un guión tan bien construido que desde el primer minuto que conoces a E.T., te sientes conectada con el personaje y como audiencia, te importa cuál será su destino. Esto sobre todo es un gran logro cuando el alien no se comunica con palabras –al principio– y todo es a través de la expresión en sus ojos y sonidos guturales.
Para Steven Spielberg, quien venía de filmar Indiana Jones: Los cazadores del arca perdida, el gran reto fue trabajar con niños. Hay una frase muy conocida en Hollywood: no trabajes con niños o con animales, algo que claramente el cineasta ha retado una y otra vez. En E.T., donde el eje central es un niño de 10 años que se hace amigo de un alienígena, se necesitaba a un actor que mostrara sinceridad en su interpretación. Y por fortuna, Henry Thomas encaja en esta descripción a la perfección. Pero no sólo es él, los actores infantiles secundarios también cargan un gran peso dentro de la historia y la elección de Drew Barrymore y Robert MacNaughton para ser Gertie y Michael fue igual de exitosa.
El desarrollo de la historia es además muy orgánico, y aunque la historia podría pecar de inocente, la realidad es que en 1982 los tiempos eran mucho más simples. De ahí que la nostalgia de esta película aún funcione, a 30 años de su estreno. El guión de Melissa Mathison incluye varios elementos de humor, diálogos que tienen el comic timing preciso e incluso “cameos” de personajes como Yoda.
Por el lado de la música, John Williams logró componer un score acorde a la magnitud del proyecto, con tracks que te sumergen en la historia y que con el paso de los años se convirtieron en sonidos clásicos. Y aunque hay efectos especiales que pudieron ser mejores, la realidad es que 1982 era una época más simple e inocente, donde lo importante era lo que la historia te hiciera sentir. Y en ese sentido, E.T. logró su cometido hace 30 años y lo continúa haciendo para las nuevas generaciones.
¿Quieres ser un emprendedor o emprendedora?
Conoce Emprendedor.com el mejor contenido de Ideas de Negocio, Startups, Franquicias, e Inspiración, síguenos y proyecta lo que eres.