Luna escondida

Miranda Ríos (Ana Serradilla) es una joven mexicana que deja su país para cumplir su sueño: convertirse en actriz en la Meca del Cine. Si embargo, después de luchar sin mucho éxito en Los Ángeles, regresa a su natal Guanajuato para cuidar de su padre. Ahí, deberá elegir no sólo entre dos amores que se le presentan al mismo tiempo, sino entre quedarse o seguir sus pasos como actriz ¿cómo acomodar el amor y los sueños profesionales en una misma vida?

Con esta historia, y el encanto guanajuatense como telón de fondo, el director José Pepe Bojórquez se une al pequeño grupo de cineastas mexicanos que últimamente (y más que nunca) optan por alejarse de los temas recurrentes: narcotráfico, pobreza, violencia, etc. Siempre es bueno saber que nuestro cine no sólo cuenta con un género, sino que de vez en cuando retoma la ternura que, queramos o no, también es parte de nuestra vida. Además de mostrar lo que somos, ¿por qué no retratar en el cine lo que queremos ser?

Después de dos o tres momentos cursis que la hacen tambalear al inicio (la vela apagándose en el cuarto de su padre), la película logra intrigarte conforme avanza: quieres quedarte para saber qué sucederá. Uno de sus aciertos es que no es un drama romántico predecible, además de que se sale de la tendencia “localista” cinematográfica, con filmes ubicados solamente en la Ciudad de México. Las aventuras de Miranda y su triángulo amoroso con Victor (Wes Bentley, Belleza Americana) y Tobías (Osvaldo de León) tienen como escenario a las ciudades de Los Ángeles, Guanajuato y Veracruz. Nada como ver a Bentley tomar un baño de barro veracruzano.

Todo en Luna escondida es bilingüe y bicultural. Se trata de una producción mexicana-estadounidense, con locaciones que oscilan entre ambos países, diálogos que van del español al inglés y un elenco que incluye tanto a figuras nacionales, como Angélica María y Olga Segura, como a internacionales: Linda Gray (Dallas), Jackson Hurst (Drop Dead Diva) y Emily Foxler (Los fantasmas de mis ex novias), entre otros. Esta mezcla dota a la película de distintas caras y matices, que resultan entretenidos y despiertan la curiosidad. Wes Bentley en Guanajuato es algo definitivamente nuevo.

La película tendrá sus objeciones, claro: algunos de los momentos más sentimentales quizá incomoden a quienes no gusten del lado “rosita” del cine y el inglés gesticulado de Ana Serradilla puede ser un tanto molesto (a pesar de que su personaje no está obligado a hablarlo perfectamente). Sin embargo, es un filme que logra entretener por su frescura, tanto en su tema y locaciones, como en su elenco y mensaje. Su novedad la hace interesante.

Además, siempre valdrá la pena visitar Guanajuato, aunque sea a través de la pantalla.

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Jessica Oliva Periodista, editora en Cine PREMIERE y bailarina frustrada en sus ratos libres. Gustosa del cine, la literatura, el tango, los datos inútiles y de la oportunidad de desvelarse haciendo lo que sea.