Berlinale 63: Día cinco

Richard Linklater siempre me ha aparecido un director de lo más atípico, capaz de rodar una cinta tejida en el campo independiente como Suburbia para luego, y como si fuera la cosa, dar indicaciones en el set a Jack Black en la comedia ligera School of rock. Ha estado además detrás de animaciones-ficciones vanguardistas como A scanner darkly y de filmes inclasificables de la talla de Fast food nation. En resumen, pues, se trata de un cineasta ecléctico que, sin embargo, siempre me ha parecido bastante menos pretencioso que otros que también navegan por diversos formatos y géneros con resultados más bien desiguales (¿alguien dijo Michael Wintterbottom?).

Y eso que Linklater también es el responsable de esa trilogía que este año «¿cierra?» con Before midnight, la última pieza de ese rompecabezas que inició en 1995 con Before sunrise y continuó después con Before sunset (2004), y que habría de presentarse fuera de competición el día de hoy en la Berlinale. Y si lo menciono así es porque sus protagonistas, Jesse (Ethan Hawke) y Celine (Julie Delpy), mantenían entre sí, ya desde el inicio de la serie, conversaciones factibles, en efecto, honestas, también, pero que siempre se alinearon en la frontera entre la franca exposición de reflexiones profundas y válidas -calificación con la que, en la mayor parte de lo presentado, coincido- y el intelectualismo barato. En resumen, no se trata de películas que todo el mundo encuentre atractivas, ni siquiera interesantes. Si bien, gracias en mucho al tour de force que desde siempre han mostrado Hawke y Delpy -la rotundidad de su química es innegable-, y a su impecable carisma, la ya desde ahora trilogía goza de legiones de fanáticos leales que no solamente se identifican con la filosofía de alcoba colgada de los diálogos o la posibilidad o imposibilidad de su intermitente enamoramiento, sino también con el factor generacional que el filme carga implícitamente. Así, los que vimos Before sunrise y de alguna manera nos sentimos identificados con lo allí narrado, estamos de alguna manera «condenados» a saber qué sucede con el paso del tiempo entre Jesse y Celine, a crecer con ellos, a envejecer con ellos, a comparar los caminos por los que el destino los va llevando con los que nosotros hemos emprendido y a contrastar su experiencia y aprendizaje acumulados con los nuestros. De allí que siempre, así se hagan otras tres películas más, existirá un público cautivo para estas cintas. Y eso es algo que debe reconocérsele a Linklater.

Más mañana, día de Soderbergh, Panahi y Dumont. 

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Julio Vélez Colaborador en web y revista Cine PREMIERE desde 2006. Me especializo en anime/manga, comics, doblaje, tecnología y videojuegos. Mis sagas favoritas: Doctor Who, Star Trek, Dragon Ball y Star Wars. Batimaníaco, geek ochentero y hardcore gamer.