The Walking Dead: I Ain’t a Judas

Advertencia: Esta crítica contiene spoilers

No. No me gustó este episodio como los anteriores. Y no fue la impecable dirección de Greg Nicotero, ni las excelentes actuaciones de Andrew Lincoln, Michael Rooker, Norman Reedus con un poco de David Morrissey. Básicamente, fueron dos elementos los que marcaron el contraste entre los 10 episodios anteriores de The Walking Dead y éste: una inserción de eventos innecesarios y Andrea… demasiado tiempo para Andrea.

Hay que dejar claro que el problema no es la actuación de Laurie Holden, sino el guión que se le dio. La decisión de Andrea de tratar de “arreglar las cosas” visitando a sus excompañeros que residen actualmente en la prisión es absurda desde su concepción. Luego, al ejecutarla buscando como aliado al patiño de El Gobernador (¿quién en su sano juicio, podría buscar como aliado al brazo derecho del antagonista?), hacer un largo viaje donde copia la estrategia del camuflage con zombie viviente de Michonne, para solamente “ponerse al día” sobre Rick y los suyos, regresar y terminar informando todo a Phillip… son eventos sin sentido que sencillamente podríamos habernos “saltado” e ir directo a la inminente batalla entre los habitantes de Woodbury y el grupo de Grimes.

Es cierto que hay cosas rescatables desde el punto de vista narrativo: la formación del “ejército” con habitantes de todas las edades de Woodbury (¿dónde está la “gente buena” de la que habla Andrea? ¿Se refiere a los desalmados sedientos de sangre que clamaban en la arena zombie?), ver por fin un diálogo largo de Michonne, el “hágalo usted mismo” sobre desmembrar y eliminar mandíbula de un zombie para convertirlo en señuelo y el atinado diálogo de Daryl sobre “tomar el otro ojo” del Gobernador. Pero queda claro que es uno de esos episodios de transición, olvidables. Y en una serie con un número tan reducido de episodios, ése es un lujo que no puede darse la producción.

Tenemos que reconocer que la adrenalina e inercia de los episodios anteriores tenía que llegar a un receso en un momento dado, pero para eso, la producción de Los muertos vivientes tuvo una vacación de casi tres meses, por lo que no queda claro por qué tuvimos que soportar la doble lealtad de Andrea y sus argumentos por un tiempo tan prolongado. ¡Queríamos más de los hermanos Dixon, y sólo nos dieron un par de buenos momentos con ellos!

¿Detonará por fin la guerra en “Clear” la semana entrante? ¿Se dividirá el grupo de Tyreese (Chad L. Coleman) en su decisión de aliarse al Gobernador? ¿Hará caso Rick al consejo de Hershel y su hijo Carl en cuanto a sobreponerse a su demencia o ceder el liderazgo? Ojalá sea cualquiera de estas cosas… pero que no se pierda más el tiempo, faltando solamente cinco episodios para que concluya esta tercera temporada.

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Julio Vélez Colaborador en web y revista Cine PREMIERE desde 2006. Me especializo en anime/manga, comics, doblaje, tecnología y videojuegos. Mis sagas favoritas: Doctor Who, Star Trek, Dragon Ball y Star Wars. Batimaníaco, geek ochentero y hardcore gamer.