The Walking Dead: Arrow on the Doorpost

Advertencia: Esta crítica contiene spoilers

Después de un episodio que rompía por completo la narrativa de los anteriores –de ésos que sirven como muestra autosustentable de la calidad de una serie de TV para alguien que jamás la vio antes– The Walking Dead regresa a la trama principal del conflicto entre el grupo de Rick Grimes en la prisión contra la gente del no tan inocente pueblo de Woodbury.

Lo que me desconcertó al inicio fue la ausencia de una introducción apropiada que indicara por qué Rick y El Gobernador tenían una cita a solas y cara a cara para una posible negociación a lo que ambos bandos han llamado “una guerra inminente”. No fue un error en sí, pero no deja de ser desconcertante para una serie que acostumbra explicarlo casi todo.

En fin, el asunto es que los líderes de ambas facciones por fin se encuentran y nos ofrecen con “Arrow on the Doorpost” dos de las actuaciones más intensas de ambos histriones. Los machos alfa expresan sus razones y negativas para ceder uno ante el otro y como a estas alturas no podríamos asegurar que ninguno de los dos esté cuerdo, los 40 minutos de este episodio nos tuvieron con las manos sudando. Los argumentos de ambos son “válidos” si los consideramos desde la perspectiva de cada uno, pero es evidente que sólo uno de ellos actúa con verdadera maldad y alevosía. La lucha por el sub-liderazgo en la prisión entre Merle y Glenn fue intensa y con una resolución interesante, incluido el “premio en carne” que recibe Glenn tras la esperada reconciliación con Maggie (Lauren Cohan). ¿Fue esta la escena sexual más “fuerte” en la serie hasta ahora? ¿Qué tal la extraña situación que comienza a gestarse entre Merle y Michonne?

Notable y de admirar, las extrañas relaciones entre miembros de los dos grupos, como Daryl vs Martínez y la educativa conversación entre Hershel y Milton (este último con un cambio de visión muy interesante, que seguramente tendrá repercusión cuando estalle la guerra). Aunque es poco probable que un servidor y ustedes terminemos viviendo en un mundo plagado de zombies, sí resulta muy real la situación de encontrar cosas en común entre miembros de grupos en conflicto: muchos soldados han descubierto auténticos amigos detrás de las líneas enemigas en diversas guerras y peleas. Sí, también hubo masacres zombie (aunque machacar una cabeza de un simple batazo se vio un poco falso), pero ese no es el punto ahora mismo. Es humano contra humano.

¿Lo criticable? Sigue sin gustarme Andrea, aunque eso no es novedad si han leído las últimas críticas. Es comprensible que alguien tenga conflictos sobre el partido que tomará, y es un hecho que ambos líderes tienen problemas mentales… pero, ¿seguir apoyando a Phil después de todo? ¿O acaso su irónica conversación con El Gobernador al llegar al pueblo revela que regresó con ellos para echar a andar su propio plan? Otro punto es haber llevado todo un episodio con este diálogo. ¿No sienten una letanía parecida a algunos episodios de la temporada dos? Espero que sólo sea mi imaginación, y que no comencemos a caer en una narrativa tipo Caballeros del Zodiaco ante una guerra que, se supone, era inminente e inmediata.

¿Qué decidirá Rick con respecto al trato que propuso El Gobernador? Sabemos lo que éste hará cuando le lleven a Michonne, pero parece que la intención de los escritores fue voltear hacia la pantalla y decirnos: ¿qué harían ustedes si fueran Rick Grimes?

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Julio Vélez Colaborador en web y revista Cine PREMIERE desde 2006. Me especializo en anime/manga, comics, doblaje, tecnología y videojuegos. Mis sagas favoritas: Doctor Who, Star Trek, Dragon Ball y Star Wars. Batimaníaco, geek ochentero y hardcore gamer.