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Cine

El secreto del Medallón de Jade

03-09-2013, 4:42:47 PM Por:
El secreto del Medallón de Jade

A pesar de tener una premisa atractiva, esta película mexicana animada falla en el guión, especialmente por la constante repetición de situaciones.

Cine PREMIERE: 2.5
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Imagino que a nadie sorprende que ésta sea la única película mexicana de animación que se estrene comercialmente en 2013. Es probablemente una referencia constante en cualquier otra nota acerca de El secreto del Medallón de Jade. Y si no lo es, debería de serlo. Es relevante subrayar lo escaso que son los filmes animados en el cine mexicano.

El primer largometraje de animación de nuestro país, Los 3 Reyes Magos, fue estrenado en 1976. Desde entonces, el total de cintas animadas producidas en México apenas supera los 20 títulos. Algunas de ellas han apelado a la referencia cultural o histórica para nutrir sus anécdotas, como Nikté, La leyenda de La Nahuala, La leyenda de La Llorona, Héroes Verdaderos: Independencia o La revolución de Juan Escopeta. Pese a sus elementos de corte fantástico, El secreto del Medallón de Jade se puede inscribir en esta vertiente.

El medallón del título es el motor de la historia. En tiempos prehispánicos sus mágicos poderes sirvieron para proteger a los aztecas de monstruosas amenazas sobrenaturales. Roto y perdido, al paso de los siglos sólo se le refiere en leyendas. En el presente, un grupo de niños –motivados por la memoria del abuelo y por un misterioso mapa– emprenden la aventura para encontrarlo.

La premisa no sólo suena atractiva, sino que integra además como elemento narrativo la suposición de que la Isla de Mexcaltitán sea la legendaria Aztlán de los aztecas. Y si bien hay otros valores que destacar, como ese prólogo en un estilo de animación más clásico en 2D que representa el pasado, contrapunteado con el resto de la cinta animada digitalmente en 3D para el presente, la película pierde muchos puntos en el guión.

Resultan muy evidentes los referentes fílmicos a los que alude. Es imposible imaginar esta historia sin la influencia de la escuela de Spielberg. En particular hay un innecesario guiño a E.T. con todo y el combo niño-bicicleta-canastilla-luna llena verdaderamente prescindible. Indiana Jones y Los Goonies vienen también a colación. Tal vez esos sean los pecados menores, ya que es absolutamente válido inscribirse en un cine genérico. Tampoco es tan grave contar historias con muy claros mensajes morales sobre la familia, el trabajo en equipo o las raíces de una sociedad o nación, que a veces parecen forzados.

El verdadero problema del guión de Rubí Salles puede ser más bien la constante repetición de situaciones. ¿Cuántas veces tenemos que ver a los villanos –una pareja de extranjeros caza-fortunas interpretados por Adriana Barraza y Arath de la Torre– amenazar la integridad de alguno de los niños para que sus compañeros accedan a ciertas exigencias? ¿Cuántas veces repetir la broma de un niño tragón? En esta película, demasiadas.

El esfuerzo que implica levantar cualquier proyecto fílmico en nuestra realidad es literalmente monumental. De uno animado, me atrevo a asumir que los retos son aún mayores. No sólo hay que superar deficiencias de técnicas, tan depuradas en otras latitudes como Estados Unidos, Japón y países de Europa del Este, sino que además la competencia en presupuestos y experiencia de décadas son abismales. Pero hay que hacerlo. Sobra la trillada broma de que a tal o cual elemento en nuestra película le faltó tiempo de rendering.

Para El secreto del Medallón de Jade, los animadores recurrieron a elementos tan sofisticados como el Motion Capture Performance, que es la captura de movimientos corporales de los intérpretes a través de trajes especiales, cámaras y computadoras.

Y si ya se está trabajando con empeño, como en este caso, tomando además la destacada tradición del doblaje de voces e integrando expertos en audio para efectos y música, lo que hay que trabajar más profundamente son los argumentos.

Sin duda queda mucho camino por recorrer. Y la única forma de que mejore la técnica es produciendo más cine. ¿Se trata de una fórmula de ensayo y error? Tal vez sí. Hay que seguirnos equivocando. Pero realizadores y público tenemos que seguir hacia adelante.

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autor Cinéfilo incorregible. Coleccionista de juguetes de películas. Fundador y conductor de @CinemaNET. Colaborador en Efekto Noticias y Filmmen. Escribe en Cine PREMIERE desde el 2002.
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