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Cine

Fin

18-09-2013, 12:30:37 PM Por:
Fin

El mayor fallo de Fin, protagonizada por Maribel Verdú, Clara Lago y Daniel Grao, es que es casi imposible sentir algún tipo de empatía por sus personajes.

Cine PREMIERE: 2
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En las primeras imágenes de Fin, observamos a un hombre frente al mar dibujar algunas imágenes que a lo largo de la película se convertirán en aterradoras realidades. El contundente título se refiere al “Fin” con letra mayúscula. A un extraño e inexplicable evento que podría significar la desaparición de la humanidad, desde el punto de vista de un puñado de personajes.

En una especie de reencuentro generacional, tras un par de décadas sin haberse visto, un grupo de amigos se reúne en una casa de campo. Después de los inevitables recuerdos, confesiones y secuelas de eventos traumáticos de vida que comparten, tendrán que enfrentarse a una lucha por la supervivencia. Y por supuesto, a una lucha entre ellos mismos.

Estamos ante una historia que puede inscribirse en los géneros de la ciencia ficción o el horror. Al final la etiqueta no importa tanto, como sí la posibilidad de adentrarnos en un universo enrarecido y enigmático, ya sea que haya claras respuestas o no.

La apuesta se aprecia y se agradece. Nos demuestra que otras cinematografías fuera de Hollywood pueden incursionar con creatividad en temáticas de corto fantástico, sin necesidad de grandes presupuestos. El Director Jorge Torregrossa, con experiencia televisiva y en cortometrajes debuta con esta historia, empleando con corrección un steadycam inquieto que sigue muchas de las situaciones.

El filme está basado en la novela homónima de David Monteagudo, adaptada a la pantalla grande por Sergio G. Sánchez (El orfanato)  y Jorge Guerricaechevarría (Celda 211), quienes fueron nominados por este trabajo en la categoría de Mejor Guión Adaptado en los Premios Goya del 2013.

Un apocalipsis visto y concebido desde una perspectiva minimalista, nos obliga a referirnos a la impecable serie televisiva original de Dimensión Desconocida (TheTwilight Zone, 1959-1964). En plena Guerra Fría,  ante la histórica amenaza de una hecatombe nuclear, Rod Serling y sus colegas guionistas –escritores como Richard Matheson o Charles Beaumont– exploraron en diferentes episodios un sinfín de posibilidades desde la intimidad de sus personajes. Amenazas reales o imaginarias, todas nos afectaron como espectadores.  Ya sea desde los paranoicos vecinos de una calle en un suburbio, el último hombre sobre la Tierra que deambula buscando algo que leer, un grupo de personas en un refugio subterráneo o un niño que puede predecir una súper nova, entre muchas otras más.

En el caso de Fin, algunos interesantes planteamientos se diluyen antes de la primera mitad de la película, cuando se exponen posibilidades que son casi inmediatamente descartadas, optando por un esquema que apela al recurrido estilo de Agatha Christie, en que uno a uno de los protagonistas irá desapareciendo misteriosamente.

Desafortunadamente es difícil, casi imposible, sentir algún tipo de empatía por ellos. Si van desapareciendo, la verdad es que no sólo no nos importa, sino que hasta hubiésemos apreciado que se los llevaran en grupo. ¿Cómo podemos relacionarnos con una película si no logramos siquiera apreciar el punto de vista de sus protagonistas? En fin.

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autor Cinéfilo incorregible. Coleccionista de juguetes de películas. Fundador y conductor de @CinemaNET. Colaborador en Efekto Noticias y Filmmen. Escribe en Cine PREMIERE desde el 2002.
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