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Cine

Una noche en el fin del mundo

10-10-2013, 12:30:20 PM Por:
Una noche en el fin del mundo

La película de Edgar Wright cumple como comedia, pero comparada con el trabajo anterior del equipo Wright, Pegg, Frost, deja mucho qué desear.

Cine PREMIERE: 3
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Hace casi 10 años, 3 amigos británicos decidieron que si nadie iba a estrenar el tipo de película que ellos querían ver, entonces les correspondía realizarla por sí mismos. La idea fue juntar 2 de sus géneros predilectos: el humor y el terror. Específicamente, el terror de una película de zombies como las que crecieron viendo. El resultado fue Shaun of the Dead (con su medianamente ingenioso título en español: El desesperar de los muertos) y uno de los equipos de creadores y cineastas más electrizantes de los últimos años: Edgar Wright, Simon Pegg y Nick Frost.

Después vendría Hot Fuzz y sería la versión del trío de una “buddy cop” o cinta policiaca de acción y comedia. Ahora, Una noche en el fin del mundo (The World’s End) completa la trilogía Cornetto (bautizada así en broma durante una conferencia de prensa en la que alguien notó que la marca de helados aparecía en las primeras 2 películas) y pretende cerrarla con broche de oro al llevar al equipo al ámbito de la ciencia ficción apocalíptica.

Hasta ahí la descripción de la trama para no privarlos de lo mejor que tiene la cinta: la sorpresa sobre qué es exactamente lo que estamos viendo. Bastará decir que comienza como cualquier otra comedia de reencuentro de viejos amigos cuarentones que no se ven desde hace muchos años. Al igual que las pasadas, todo parece normal hasta que deja de serlo y los personajes son lanzados en una aventura.

El problema es que en esta cinta, aquel momento en el que los personajes parecen incluso estar disfrutando sus peripecias (sin saberlo, ¡se han estado preparando para esto toda su vida!) nunca llega. En su lugar, el grupo de examigos deambula por ahí siguiendo a un líder que no quieren seguir y se dedican más a desmenuzar el momento en el que crecieron y dejaron de ser amigos, que en la amenaza que tienen enfrente. Incluso Nick Frost, usualmente el más animado de todos, parece extrañamente restringido. En esencia, la película parece un poco confundida entre si debería darle prioridad a la comedia, al drama o a la acción. O lo que es lo mismo, falla justamente en lo que a Edgar Wright se le ha dado tan bien en el pasado (Scott Pilgrim y la serie Spaced incluidas).

Y no es que tenga algo de malo que una comedia tenga su lado sentimental (después de todo estamos lidiando con amigos que se han dejado de ver durante casi 20 años) pero, ¿debería ese aspecto cobrar tanta importancia en una trilogía cuyo nombre viene de un chiste sobre un helado?

Sin duda cumple como comedia (particularmente si la comparamos con las cosas que se han estrenando últimamente en el género), pero si la comparamos con el trabajo anterior del equipo Wright, Pegg, Frost… ahí sí deja mucho qué desear.

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autor Escritor, director de cine y director editorial en ésta, su amigable vecina publicación de cine, Cine PREMIERE. Nunca perderá la esperanza de una segunda temporada de Studio 60 on the Sunset Strip y Firefly.
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