Espectro

Espectro, el thriller psicológico del director Alfonso Pineda (Amor, dolor y viceversa), protagonizado por Paz Vega y Alfonso Herrera, ofrece un vistazo a lo que podría ser un caso de estrés postraumático paranormal, con una historia que de repente te hace dar saltitos en el asiento, pero nada más.

Tras ser víctima de una violación, la vidente andaluza Marta (Paz Vega) cae en una crisis emocional que la lleva a desconfiar de sus poderes psíquicos. Los recuerdos del violento episodio la atormentan mientras se aísla en su nuevo departamento,  dentro del misterioso y antiguo Edificio Victoria.  Con su atacante suelto, una vecina con problemas de ira y su extraña conexión con otras dimensiones, Marta oscila entre la ansiedad y la paranoia, con su mejor amiga como único contacto con el mundo exterior.

A excepción de los primeros momentos de la película y de los flashbacks, la mayor parte de la acción sucede dentro del departamento: un lugar lleno de ecos sangrientos que, según la fórmula característica de las cintas de suspenso, apuntan hacia una terrible realidad por descubrir. Sin embargo, el problema de Espectro es que dicho secreto se vuelve evidente demasiado pronto y los niveles de tensión comienzan a caer vertiginosamente hacia la mitad del argumento, con todo y las puertas que se abren solas, las luces que parpadean y las apariciones en el baño.

La creación de la atmósfera lúgubre y solitaria alrededor de Marta, como de alguien que se ha quedado atrapada en el purgatorio de su propio trauma, ayuda a mantener el interés, así como el uso de recursos narrativos que recuerdan vagamente a Actividad paranormal. El director utiliza los puntos de vista de las distintas cámaras de seguridad, instaladas por el personaje de Marta, para sumergir al espectador en un sombrío monitoreo de la casa, acentuando un poco más la sensación de paranoia y ansiedad.

El guión, esquemático y predecible, sale del departamento de vez en cuando, para narrar un episodio de la infancia de Marta. Esta historia paralela revela algunos antecedentes de sus dones paranormales, pero termina por distraer y no alcanza a conectarse del todo con la trama principal. El exceso de explicaciones y de “pistas” sobre lo que sucederá hace de este filme un reiterativo cuento de horror, cuyas principales emociones dependen de lo más básico del género: ruidos sorpresivos y cuerpos ensangrentados.

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Jessica Oliva Periodista, editora en Cine PREMIERE y bailarina frustrada en sus ratos libres. Gustosa del cine, la literatura, el tango, los datos inútiles y de la oportunidad de desvelarse haciendo lo que sea.