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Cine

En otro país

05-12-2013, 8:54:36 AM Por:
En otro país

La película de Hong Sang-Soo es el ejemplo perfecto de un cineasta que quiere decir mucho, pero hacerlo tan sutilmente, se queda en el intento.

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El surcoreano Hong Sang-Soo se ha dado a conocer en círculos pequeños por su trabajo que aborda el día a día de las relaciones humanas y, aunque se le ha reconocido con premios tan grandes como Un Certain Regard en Cannes, el éxito comercial parece no querer acercársele.

De Sang-Soo rescatamos Hahaha (2010) y U ri Sunhi (2013) como ensayos sobre la perspectiva de los individuos de su sociedad y acontecimientos, pero ambas son un trabajo que gusta a pocos y muestra un potencial aún enlatado del que el director parece ser presa.

La verdad es que esta vez no culpamos a nadie más que a Hong: el estilo del director se convierte cada vez más en uno soso que parece haber tenido poca planificación técnica y aún menos tratamientos de guión. Las tediosas escenas de En otro país (Da-reun na-ra-e-seo) no tienen valores de producción dignos de la sala de proyección, se sienten largas, no logran tener sentido narrativo y terminan por interesar a muy pocos.

En otro país nos sitúa cuando una joven y su madre huyen a la ciudad costera de Mohang para eludir las deudas que han contraído. La joven empieza a escribir un guión que tiene como protagonistas a 3 mujeres llamadas Anne. Ellas llegan a Mohang y allí reciben la ayuda de la dueña del motel donde se hospedan y la de un socorrista que vagabundea por la playa.

Confusa, simple y pobremente estructurada, En otro país parece haberse quedado a la mitad de su proceso de preproducción para el momento en el que comenzó su rodaje y su dirección actoral se siente prácticamente inexistente. Además, su protagonista cae mal y no logra identificación en ningún momento.

Las falsas y poco convincentes interpretaciones de su reparto es la gota que derrama el vaso en este cine que parece un reality show (encuadres abiertos sin sentido, fotografía descuidada y repetición de diálogos intercalados con largos silencios) en el que la improvisación es más pobre que la calidad técnica.

Éste es el ejemplo perfecto de un cineasta que quiere decir mucho, pero que con el esfuerzo por decirlo tan sutilmente, se queda en el intento.

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