Rescatando a Santa

Oportunamente festiva, Rescatando a Santa (Saving Santa) es una fábula navideña animada y musical que tiene a los duendes del Polo Norte como protagonistas. En esta villa, invisible al ojo humano, Santa Claus camina por las calles como la autoridad máxima de sus habitantes, pero los genios detrás de su magia son otros: los pequeños científicos que trabajan en la compañía Santec, encargados de proveerlo de todo tipo de inventos que lo ayuden en su labor. ¿Cómo es que logra regalar juguetes a todos los niños del mundo en una sola noche? Los ingenieros de Santec se encargaron de ello.

En este mundo peculiar, donde ciencia y magia no son opuestos, encontramos a Bernard, un duende aspirante a inventor que no es muy popular. Mientras limpia el establo de los renos, sueña con que sus artefactos sean por fin reconocidos; sin embargo, el día de su presentación, un corto circuito en su invento provoca un apagón, poniendo en peligro la integridad de la villa, de Santa Claus y de la Navidad misma. ¿La solución? Interminables y enfadosos viajes en el tiempo, acompañados de una serie de canciones bien intencionadas, pero nada armoniosas.

El problema de Rescatando a Santa, dirigida por Leon Joosen y Aaron Sealman, es que, simplemente, cuenta con muy poco carisma (y un doblaje al español plano y aburrido). A pesar de sus complicados giros, que quizá sean demasiado rebuscados para los más pequeños, la historia se extiende de forma innecesaria en una fábula cursi, que olvida constantemente cómo hablarle a su público meta: los niños. Explora la importancia de la memoria, para mantener vivo el espíritu navideño, pero presenta a un héroe olvidable, un Santa Claus tan gris que nadie querría rescatarlo y a unos villanos poco atractivos.

La combinación de ciencia, inventos y milagros navideños es interesante, sobre todo en una época en que la tecnología es parte de la vida de un niño desde que tiene 3 años. Sin embargo, carece de humor y de un trabajo de animación destacado. Quizá podrá mantener a los más pequeñitos atentos en algunas secuencias, pero le costará trabajo enganchar a los más grandes y al resto de la familia.

Hubo alguna vez una época en la que bastaba poner a duendes cantando en un mundo peculiar blandamente animado –la historia era lo de menos– para entretener a los niños. Esa época se ha ido.

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Jessica Oliva Periodista, editora en Cine PREMIERE y bailarina frustrada en sus ratos libres. Gustosa del cine, la literatura, el tango, los datos inútiles y de la oportunidad de desvelarse haciendo lo que sea.