Detrás del poder
La película mexicana Detrás del poder nunca logra despegar, a pesar de tener una fotografía impecable y actuaciones sólidas.
Aunque la calidad visual de su fotografía es impecable y las interpretaciones de todos los actores son sólidas, Detrás del poder es un thriller de suspenso que nunca realmente logra despegar. La película comienza con algunas imágenes de un cubo de Rubik y la intención, uno podría suponer, es que sepamos que así de compleja es la historia que estamos a punto de ver. Pero esa promesa nunca se cumple y, aunque es aceptablemente intrigante, ese afán por mantener el misterio la vuelve un poco cansada y confusa.
La trama de esta película mexicana sigue a un joven diputado y un misterioso intruso que lo encierra en su casa por razones que lentamente se irán descubriendo. Y es esa excesiva necesidad de mantener todas las respuestas escondidas la que termina por evitar que conectemos con la historia, los personajes o la situación. Lo único que sabemos es que un hombre está encerrado. Pero si no tenemos razones para sentir por él (bien o mal), en realidad no tenemos razones para seguir viendo. A los cineastas les hubiera servido aprender aquella vieja lección de Hitchcock: el suspenso se genera cuando el público sabe algo que los personajes no. Es la anticipación de qué sucederá cuando se enteren. En este caso, el director prefirió mantener las motivaciones de ambos personajes ocultas y nosotros como público estamos igual de perdidos que ellos. Esto no es algo bueno.
Al final, aunque Detrás del poder no funciona del todo, una parte de ella sí resulta un buen ejemplo del tipo de películas que los cineastas jóvenes deben estar buscando hacer: de bajo presupuesto, pocas locaciones y un mínimo de reparto. Sin embargo, ellos también deben conocer sus limitaciones y aquí es claro que las necesidades del guión rebasaron el nivel de los valores de producción que los cineastas le podían dar a su historia. La sangre luce falsa, las locaciones poco ambientadas y las peleas demasiado coreografiadas. Aquí es donde las costuras del cine de bajo presupuesto se empiezan a deshacer y la razón de que las más exitosas siempre han sido aquellas donde personajes y diálogos están al centro. Sobre todo si su estreno está planeado para cines (quizás un lanzamiento a formato casero sería más efectivo) y quiere competir en las «grandes ligas».
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