Buscador
Ver el sitio sin publicidad Suscríbete a la revista
Cine

Al mejor postor

12-06-2014, 9:51:01 AM Por:
Al mejor postor

Geoffrey Rush es el dueño indiscutible de este drama/thriller de Giuseppe Tornatore, que mantiene la intriga hasta el final.

Cine PREMIERE: 3.5
Usuarios: 5
Votar ahora:

¿Cómo distinguir los falsos de los originales? Después de todo, como bien lo expone el nuevo filme en lengua inglesa del director italiano Giuseppe Tornatore (Cinema Paradiso), “toda obra de arte falsificada siempre tiene algo de auténtico”. Y en el caso de las emociones humanas, puede que no baste con ser un experto valuador para notar la diferencia.

Así lo muestra Al mejor postor (The Best Offer), una película que es, en su mayor y mejor parte, un enigma de tintes “Hitchcockianos”. Tornatore nos transporta y sumerge no en los matices y esencias de un lugar geográfico determinado (como sucedió en su largo pasado, Baaria), sino en la anécdota casi gótica, voyeurista y hasta angustiosa de un hombre que evade el contacto humano, pero que no puede evitar obsesionarse con una mujer a la que no puede ver. 

El actor Geoffrey Rush es el indiscutible dueño de este relato de misterio, que se mantiene cautivador gracias a su encarnación de Virgil Oldman, un prominente subastador cuyo expertise para apreciar el verdadero valor de cuadros y antigüedades es tan sólo equivalente a su disgusto por la gente. Una colección de cientos de guantes le ayudan a mantenerse al margen de las impurezas del mundo, del cual extrae sólo 2 amigos: Robert (Jim Sturgess), un brillante mecánico, y Billy (Donald Sutherland), un artista frustrado con el que tiene un acuerdo particular.

Sin embargo, su vida y el tono de la trama cambian cuando recibe la llamada de Claire Ibbetson (Sylvia Hoeks), una joven de 27 años que le pide ir a su mansión para hacer un avalúo de todo lo que hay en ella. Es en el set de estos pasillos y sótanos de nostálgica opulencia (un destacado trabajo del diseño de producción), en donde Oldman se obsesiona con armar 2 rompecabezas distintos: la identidad de su agorafóbica anfitriona, con quien habla sólo a través de una pared, y la reconstrucción de un autómata antiguo, cuyas piezas se encuentran regadas por el lugar.

Al mejor postor es un ejercicio de estilo que mantiene la intriga hasta el final. La música del octogenario Ennio Morricone se une nuevamente a la construcción de momentos que en el cine de Tornatore siempre buscan conectar sentimentalmente con el espectador. Esto se logra en algunas escenas, como en aquella en que descubrimos la colección de retratos femeninos que Oldman guarda en la bóveda de su casa: los únicos amores que ha tenido. Antes de Claire, su mirada estaba reservada sólo para esas mujeres en los lienzos, que recuerdan lejanamente a la compilación de besos censurados en Cinema Paradiso.

Con todo, es probable que la película no entre al grupo de las obras más emblemáticas del realizador italiano. Sus secuencias más acertadas son aquellas que permanecen en el enigma, en las que Rush brilla dentro de todas sus contradicciones y manías. La clave está en no profundizar demasiado en los voluntariosos giros finales, pues no hay nada allí que no se haya visto antes. 

¿Te interesa el mundo del emprendimiento?
Conoce Emprendedor.com el medio lider en contenido de Ideas de Negocio, Startups, Finanzas, Noticias para emprendedores, Franquicias, Marketing, Inspiración, síguenos y proyecta lo que eres.

autor Periodista, editora en Cine PREMIERE y bailarina frustrada en sus ratos libres. Gustosa del cine, la literatura, el tango, los datos inútiles y de la oportunidad de desvelarse haciendo lo que sea.
Comentarios