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Cine

Club sándwich

20-11-2014, 2:18:56 PM Por:
Club sándwich

El director mexicano Fernando Eimbcke retrata hábilmente el despertar sexual en Club sándwich.

Cine PREMIERE: 3
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Bildungsroman es el nombre que en alemán se les da a las novelas que relatan la espinosa transición de la niñez a la vida adulta. En la literatura no faltan este tipo de obras, como tampoco lo hacen en ese otro espejo de la vida que es el cine. Cuenta conmigo (1986), Casi famosos (2000) o XXY (2007), entre miles de películas más, han expuesto los sinsabores reservados para todo el que transita por la edad de la espinilla y el hormonazo. 

Para el cineasta mexicano Fernando Eimbcke, este difícil periodo de la existencia parece contener en sí el sentido mismo de su oficio, ya que fue un trío de púberes el protagonista de Temporada de patos (2004) y tres fueron también los rostros teen que aparecen en el metraje de Lake Tahoe (2008). Fiel, por tanto, a este elemento recurrente en su obra –quizá la palabra adecuada sería obsesión– su 3a cinta, Club sandwich, vuelve a erigirse en los márgenes de un mundo adolescente. 

En esta ocasión, el centro orbitado no es un grupo sino una sola persona: Héctor (Lucio Giménez Cacho), un muchachito parco y ligeramente pasado de peso que viaja en compañía de su madre –una genial María Renée Prudencio– a un hotel costero. En él hallará sus primeros escarceos sexuales con Jazmín (Danae Reynoud), lo que representará una amenaza al estado de codependencia que hijo y madre mantienen. 
Lejos de la sexualidad sin matices de Y tu mamá también (2001) o del brutal hiperrealismo de Después de Lucía (2012), Eimbcke navega libremente por las aguas que conoce tan bien: aquellas en las que por encima de todo impera la inocencia. De allí que su historia, completamente escrita por él mismo, pudiera emparentarse con los universos naive de Wes Anderson e incluso con los primeros relatos de Juan Villoro, tan destiladores de ternura.

Para retratarla echa mano de esos largos encuadres a cámara fija a las que nos tiene acostumbrados y en los que los actores parecen felices de mostrar su fragilidad, incluso de decir más con silencios que con palabras. El esfuerzo le valió la Concha de Plata por Mejor Dirección en el Festival de San Sebastián 2013. Bien merecido, aunque uno no deje de preguntarse si no sería tiempo ya de que Eimbcke se aleje de esta obsesión por la adolescencia y se incline por otra, que seguro que la tiene.

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autor Carlos Jesús (aka Chuy) es escritor y periodista freelance. Desde 2006 radica en Berlín, desde donde colabora para distintos medios. Sus pasiones son su familia, la cerveza, escribir relatos y el cine de los setenta.
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