118 días

Bajo la encomienda de Newsweek de cubrir la histórica elección presidencial de 2009, en Teherán, el periodista canadiense-iraní Maziar Bahair tomó las calles para fotografiar la volátil protesta contra el Presidente Mahmoud Ahmadinejad ante su prematura declaración de victoria –a horas de que la votación estuviera cerrada. 11 días después el joven reportero fue arrestado y acusado de traición, por un hombre conocido como “Rosewater”, quien lo torturaría e interrogaría por los siguientes 118 días –la historia se mantuvo viva por la prensa occidental hasta que bajo presión fue liberado con una fianza de $300 mil dólares, pero con la promesa de que actuaría como un espía de Irán.  

Basada en el best seller biográfico Then They Came for Me, 118 días (Rosewater) marca el debut como director del acido comentarista político Jon Stewart, quien hasta ahora era conocido por su programa de “noticias falsas”, The Daily Show. Para los seguidores del programa, no es una sorpresa que Stewart se pruebe a sí mismo como un inteligente y confiado director, pero aquí excede cualquier expectativa, entregando un trabajo bien hecho, auténtico y hasta inspirador. Incluso para aquellos acostumbrados al tipo de comentarios que lo han hecho famoso, hay una sensación de que el filme no va lo suficientemente lejos dentro del ambiente cinematográfico, el cual día a día es hastiado con imágenes de torturas. Claro que no debe haber una amenaza de decapitación para ser calificado como tortura, pero a la luz de los recientes crímenes geopolíticos, algunos podrían encontrar que el mero confinamiento no es lo suficientemente intenso y brutal como debería ser. 

Pero el verdadero talento de Stewart es hacer una accesible visión a través de la ironía y, tal y cómo lo realiza en TV, nunca se cohíbe para adentrarse en lo absurdo y encontrar el humor en las situaciones más oscuras –como la incongruencia de que fuera la aparición de Bahari en una broma para el programa lo que condujera al gobierno iraní a interrogarlo por sospechas de espionaje. 

Al final, lo que le da corazón al filme es la impecable interpretación de Gael García Bernal, como Bahari, conteniendo todas las fuerzas y debilidades de este hombre en su lucha emocional y física para sobrevivir a su interrogador –interpretado por el danés Kim Bodnia. Elevando así cada escena en lo que fácilmente podría convertirse en una caricatura unidimensional a un nivel matizado psicológicamente que va más allá de los escalofriante.

Sí, un filme imperfecto. Pero uno que se queda contigo. 

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Vera Anderson Es escritora, fotógrafa, cineasta y vive en Hollywood con su esposo y su traviesa cachorrita Airedale. Promete estar más activa en Twitter y espera que el guión que escribió con su hermano se convierta en película.