La familia Belier

Pocas películas consiguen mezclar la exacta medida de comedia y drama para cocinar una historia entrañable, divertida pero que pone puntos sobre las íes en temas empolvados, en vicisitudes familiares encarnadas en una discapacidad física: la sordera. La familia Belier (La famille Bélier) es un ejemplo tácito, tan dulce y original como sus miembros. Su situación es única y más dentro del contexto de una coming of age movie. 

Protagonizada por la concursante de The Voice Francia Louane Emera en el papel de Paula (una soprano maravillosa), es una chica de 16 años. La única que puede oír en su familia, microcosmos campirano donde el golpeteo de los platos durante el desayuno es el pan de cada día, pero las conversaciones y peleas son silenciosas y apasionadas. Se expresan y “gritan” con lenguaje de señas. 

Son granjeros, hacen quesos y Paula ayuda a sus padres (las estrellas galas François Damiens y Karin Viard) en el negocio. Combina estas actividades con sus tareas escolares y del hogar. Pero la dinámica de este padre, madre, hermano (Luca Gelberg, único miembro del cast que es sordo en realidad) y hermana enfrenta dos puntos de quiebre. Primero, la hija entra al coro de la escuela, hazaña que podría cambiar los planes y alejarla del hogar y, segundo, el padre quiere competir por ser alcalde. ¿Un sordo en la política? Imposible (subtrama que queda algo al aire). 

Pese a su situación, esta familia no es patética y el director Eric Lartigau se asegura que la aparente desigualdad de condiciones no sea un pretexto para el melodrama telenovelero. Su propósito no es buscar compasión barata, sino risas y reflexión. Es una invitación a analizar cómo estamos parados dentro de nuestra propia familia. La puesta no busca conmover gratuitamente con la “discapacidad”.

El desempeño del elenco genera una conexión genuina y universal que aborda temas como la paternidad, la maternidad, la libertad, el crecimiento personal y el apego a las raíces. Louane Emera, a través de su interpretación –vocal y corporal–, realiza secuencias sobrecogedoras por el vínculo que crea con su tierno y primitivo padre. 

Pero a la vez La familia Belier es hi-la-ran-te (sólo en un breve trecho pierde ritmo e ingenio), pero también puede provocar una que otra lágrima, en especial hacia el desenlace, cuando el director arremete con una escena sin sonido, es la tragedia de dos padres imposibilitados para entender-escuchar el talento de su primogénita. Asimismo, se da el lujo de hacer apuntes políticos en donde hasta François Hollande y Barack Obama son objeto de burla.

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Mabel Salinas No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!