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Cine

González Falsos profetas

26-02-2015, 10:34:30 AM Por:
González Falsos profetas

El más reciente estreno en cines de un thriller urbano mexicano, González Falsos profetas, destaca por el obscuro universo que aborda: el negocio de la fe.

Cine PREMIERE: 3.5
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En la ópera prima del director Cristian Díaz Pardo, González no sólo es el apellido de su protagonista: también es el estigma que alude perfectamente a ése hombre/mujer oficinista, gris, invisible y casi impersonal, que se reproduce como en serie en las calles de cualquier metrópolis.  Es el “godínez”, de pantalón y camisa, que se confunde con el fondo urbano y que tiene esperanzas que no caben en un sistema de cadenas bancarias y desempleo. González es cualquiera y nadie a la vez, un individuo cuyas frustraciones cotidianas o lo convierten en víctima de ilusiones falsas o en victimario.

Protagonizada convincentemente por Harold Torres– ganador del premio a Mejor Actor durante el Festival Internacional de Cine de Morelia 2013–, González Falsos profetas es una película que sobresale, en primera instancia, porque se trata de un thriller urbano; es decir, se atreve a explorar ese terreno tan desolado como lo es el cine de género mexicano. En segunda instancia, destaca el universo que elige como contexto y motor, al que pretende, incluso, hacer una fuerte crítica: la explotación de la fe de las personas vulnerables, por parte de organizaciones de predicadores que lucran con ello. 

El infierno de su héroe, un desempleado con graves problemas financieros pero de personalidad carismática, parece llegar a buen término cuando logra conseguir un puesto en el call center de la Iglesia de la Luz Universal. Su trabajo consiste en atender las llamadas de los fieles que buscan un consuelo, mientras los manipula para que proporcionen dinero a la organización. Para ser parte del reino de Dios, se necesita una membresía.

Una complicación con su pago lo lleva a conocer al líder espiritual de dicha secta: el famoso pastor brasileño, interpretado por un imponente Carlos Bardem –quien compartió el premio a Mejor Actor con Torres. Su poder de persuasión es capaz de arrancar billetes de $1,000 pesos con una sola frase enardecida. Sus sesiones buscan sumergir a sus asistentes en un trance vulnerable, como lo han hecho por años asociaciones millonarias como la Iglesia Universal del Reino de Dios y su programa de televisión Pare de sufrir.

Uno de los aciertos de Díaz es que logra ridiculizar dichas sesiones sin hacer uso de la exageración. Basta con plasmar, lo más fiel posible, el intenso delirio de las personas y el halo de encanto que despide su pastor, lo cual habla de un guión bien investigado y empapado de realidad. Carlos Bardem y Harold Torres soportan la totalidad del filme y lo mantienen intrigante, a pesar de que, conforme se acerca el final, el argumento pierde rigor y descuida sus personajes en aras de ofrecer los giros y suspenso que promete un thriller. La acertada crítica social pierde fuerza también

Aun así, vale la pena ver el trabajo de Torres y Bardem, en González Falsos profetas con un tema no explorado en nuestro cine, que no le teme a analizarlo con ojos críticos sin perder de vista el entretenimiento.

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autor Periodista, editora en Cine PREMIERE y bailarina frustrada en sus ratos libres. Gustosa del cine, la literatura, el tango, los datos inútiles y de la oportunidad de desvelarse haciendo lo que sea.
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