Eliminar amigo

Si bien es cierto que las redes sociales conviven con nosotros diariamente, mentiría si dijera que el cine ha aprovechado su protagonismo con frecuencia o satisfactoriamente. Y es que, a pesar de ser herramientas de uso diario y cuya existencia revolucionó nuestra forma de interactuar, trayendo cambios sociales sin precedentes, son más bien escasas las posibilidades de generar un argumento que las justifique como pieza central en alguna obra. Y es que tampoco es fácil imaginarse una prolífica corriente cinematográfica con cosas como teléfonos o televisiones como leitmotiv. ¿O sí?

Después del suicidio post-bullying de Laura Barns, una compañera de clase, un grupo de amigos deberá lidiar durante una conversación grupal vía Skype con lo que en un inicio parece la broma de un hacker malvibroso pero que lentamente se tornará en un cruel juego de torturas, chantajes y violencia psicológicos que, en un abrir y cerrar de ojos, resulta en un inquietantemente sobrenatural y fatal desenlace que, lejos de gastar el gimmick que eficientemente construye la tensión hasta el final, justifica su explotativo y obvio uso de la tecnología gracias a una disciplinada pero propositiva dirección, elevando así sus básicas credenciales y convirtiéndola en una revelación.

 Es así que Eliminar Amigo, el debut en Norteamérica del ruso Levan Gabriadze (Vykrutasy, o Lucky Trouble como se le bautizó en inglés), aparentemente genérica e irrelevante, rompe con los paradigma mencionados y de forma similar (aunque con mejores resultados) a lo que hiciera Nacho Vigalondo con la reciente Open Windows (Persecución virtual con la que indudablemente será comparada) cuenta la historia en primera persona y desde la perspectiva de sus protagonistas, mismos que interactúan con sus alrededores y situaciones desde el monitor de su computadora y en tiempo real a través de aplicaciones como Skype o Facebook, entregando aquí una película de mayor verosimilitud y consciente de la era que habita pero, principalmente, efectiva en sus misiones principales: divertir, emocionarnos y llevarnos al borde de la butaca para, una vez ahí, levantarnos de un sobresalto.

Sin duda una de las más gratas sorpresas del verano.

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Gonzalo Lira Galván Periodista y comentarista de cine en El Fanzine, Nylon, Puentes, Cine Premiere y quien se deje. Mi papá me puso a ver Buenos Muchachos a los diez años y "as far as I can remember, I always wanted to be a gangster".