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Cine

Chuy, el hombre lobo

24-09-2015, 10:47:16 AM Por:
Chuy, el hombre lobo

Un emotivo documental que plasma la deplorable realidad de una sociedad mexicana profundamente discriminadora.

Cine PREMIERE: 3.5
Usuarios: 2.5
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Mientras observamos el reflejo de un hombre en el espejo, con todo el rostro cubierto por abundante vello, escuchamos su voz en off: «Me llamo Jesús. Mi familia me dice Chuy. De niño en mi pueblo de Loreto, Zacatecas, me decían el lobito». Aunque la cámara lentamente hace zoom, sus ojos apenas se distinguen entre tanto pelo… «Ahora me dicen el hombre lobo».

Jesús padece una rarísima enfermedad llamada hipertricosis, que justamente se caracteriza por el exceso de vello en la cara. De acuerdo a la película, en el mundo hay alrededor de 50 casos documentados. Más de 10 de ellos corresponden a la familia de Chuy.

Durante casi dos años la realizadora Eva Aridjis registró a Chuy y a sus familiares en el Estado de México, donde actualmente vive. Pero también en el Distrito Federal, Zacatecas, Inglaterra y Gales. Incluso grabó en California, Estados Unidos, donde entrevistó a uno de los primos.

Además de Jesús, son más de 10 testimonios los recopilados en el filme. Hombres y mujeres de diferentes edades que hablan sobre su condición física, pero sobre todo de la emocional y la socio-económica. 

Y si en algunos momentos la película se percibe reiterativa, es porque las experiencias de vida son similares. Ellos han vivido una terrible discriminación desde que tienen uso de memoria. Posiblemente la peor sea en las escuelas, donde son víctimas de burlas y agresiones físicas. Es por ello que ninguno ha podido continuar su educación formal. Prefieren abandonar los estudios a vivir esa crueldad.

Para los varones, la primera posibilidad laboral está en los circos, donde son exhibidos. Chuy, por ejemplo, fue contratado durante tres meses para un «Circo de los Horrores» en el Reino Unido.

La situación de las mujeres de la familia con hipertricosis es aún más compleja. No sólo se enfrentan a la dificultad para conseguir empleo por su aspecto, sino que además la constante es el abandono de sus parejas sentimentales y padres de sus hijos. 
Soledad y desesperanza son las incesantes en una marginación casi absoluta. Como documentalista, Aridjis ha sido congruente con esta temática en sus largometrajes previos Niños de la calle (2004) y La Santa Muerte (2007). Con este nuevo trabajo, ella espera llamar la atención de personas o instituciones que puedan ofrecer mejores oportunidades y calidad de vida de esta familia.
La película arranca y cierra con la narración de Chuy. En una de sus reflexiones, imagina que no hay más personas además de ellos. El desierto de Zacatecas y un deshuesadero sirven como escenario para que la directora se tome la libertad de explorar estos pensamientos de forma lírica. Pero a pesar de la poesía visual, la desolación se impone. Se trata de la realidad de una sociedad mexicana profundamente discriminadora.

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autor Cinéfilo incorregible. Coleccionista de juguetes de películas. Fundador y conductor de @CinemaNET. Colaborador en Efekto Noticias y Filmmen. Escribe en Cine PREMIERE desde el 2002.
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