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Cine

Sin escape

24-09-2015, 10:55:40 AM Por:
Sin escape

Una violenta y emocionante experiencia... si no se le piensa tanto.

Cine PREMIERE: 3
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“Bienvenidos al cuarto mundo”. Esa es la idea que subyace en Sin escape, oportunidad de Owen Wilson para mostrarse como héroe de acción en un filme que genera la misma ansiedad que La noche de la expiación y su continuación , pero deja de lado la crítica social y política. Éstas llegan tarde y ya demasiado cerca del desenlace. Aquí el tema tangencialmente explorado es la xenofobia y el objetivo de los “malos” es erradicar sin clemencia a los extranjeros. 

Esta es la historia de personas ordinarias enfrentadas a una situación extraordinaria. Cuando Jack Dwyer (Wilson), su esposa Anne (Lake Bell, quien reemplazó a una embarazada Michelle Monaghan cuando la producción estaba por comenzar) y sus dos hijas llegan a un país ubicado al sur de Asia y cuya identidad es desconocida, se topan con la peor tragedia de sus vidas. Lo que parecían incómodas precariedades, como un interruptor inservible y una televisión sin señal, dan paso a una rebelión civil. Los locales matan al corrupto primer ministro (con toda la pinta de un dictador) y tienen sed de aniquilación hacia todo extranjero que se les atraviese. Es momento de pagar el precio del imperialismo occidental. 

Pese a que la cinta está filmada con una cámara movida que acentúa la inestabilidad y el caos que rodea a la familia Dwyer, el guión es responsable de que la trama sea inverosímil y grotescamente predecible por momentos. El director John Erick Dowdle lo escribió junto a su hermano, y productor, Drew Dowdle y cuando se meten en los mismos predicamentos que los protagonistas y parece no haber escapatoria, no importa. Intempestivamente aparece el exJames Bond de Pierce Brosnan (un misterioso hombre llamado Hammond) para salvar la situación. 

No obstante, el cineasta saca jugo a su experiencia dentro del género de terror (hizo Así en la tierra como en el infierno y Cuarentena) para crear una atmósfera de tensión y claustrofobia que genera desesperación y coloca a la audiencia en los zapatos de los personajes. Esta habilidad hace de Sin escape una contagiosa carrera por la vida, donde la trascendencia es lo menos relevante. 

El proyecto filmado en Tailandia no le aporta profundidad a sus protagonistas y es corta la visión con que retrata a los numerosos y enardecidos rebeldes, cuya única voz exclama que hay que matar por matar. Este ciego maniqueísmo afecta argumentativamente la trama aunque no las escenas de acción, completo vaivén de adrenalina y estrés. Los cortes veloces y la constante huida son el alma del filme que, también hay que decirlo, encuentra problemas en el fallido uso del slow motion y la mala conducción de algunas escenas que demeritan el dramatismo que buscaban alcanzar. 

Sin escape es extremadamente violenta y tal vez su retrato del salvajismo injustificado incomode al público sensible a causa de sus sanguinarias secuencias, pero puede convertirse en una emocionante experiencia si se le analiza poco y se le ve como un desesperado intento por sobrevivir. 

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autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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