El transportador recargado

Contrario a lo que pudiera indicar el agregado de su título, “Recargado”, la franquicia cuyo principal objetivo siempre fue el de presentarse como un vehículo de entretenimiento, y que tan bien cimentaran en su momento el usualmente interesante Luc Besson –aquí funge como productor– y el siempre efectivo Jason Statham –especialista en papeles de irónicos rufianes, para esta ocasión fuera de la jugada–, encuentra en esta reinterpretación, su punto más bajo.

Aquellas reglas ineludibles –“sin nombres”, “sin preguntas”, etcétera–, que al ser transgredidas iban aumentando la tensión de la historia, esta vez se reducen a mera decoración, dando pie a un armado explosivo que por momentos raya en el absurdo, incluso para lo que ya de por sí plantea el concepto original. No se puede negar que siendo poco exigente, las estilizadas coreografías de combate –con villanos convenientemente empeñados en usar los puños, a pesar de que minutos antes recurrieron a las armas– y persecuciones –que contraponen secuencias trepidantes, con cámara lenta, aderezadas con el famoso drift–, funcionan como espectáculo.

Por desgracia, todo pretenden sustentarlo en una intrincada trama de chicas ladronas en busca de venganza, que pese a sus “inesperadas” vueltas de tuerca, resulta predecible y apenas se sostiene durante los más de 90 minutos que dura todo el asunto. Esto además de la relación entre el protagonista y su padre –ambos se ven involucrados en el nuevo encargo del primero, cuyo trabajo como todos sabemos, es el de transportar de manera efectiva, cualquier tipo de carga–, que nunca termina de definirse entre un apenas esbozado conflicto de personalidades, o la poco ingeniosa complicidad paterna que se establece, debido a los oficios dizque  “ocultos” que comparten. Es cierto, la saga evolucionó muy poco y siempre se ha presentado como una propuesta sin mayores pretensiones, sin embargo, logró crear un universo propio con sus respectivas convenciones y desarrollo, alrededor de una especie de sofisticado outsider, personaje bien delineando por el indiscutible carisma de Statham, al que ni siquiera se acerca un poco, a pesar de sus esfuerzos, el voluntarioso Ed Skrein. Pero este universo es, más que traicionado, ignorado a favor de las salidas fáciles, usuales de la mayoría de los intrascendentes remakes. Claro que el resultado es lógico si tomamos en cuenta que en los controles esta Camille Delamarre, quien ya había mostrado sus deficiencias con otro remake, el de Distrito 13, titulado Fortaleza prohibida. 

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Jesús Chavarría Critico de cine y cómics. Critico en Cine con Kristoff de Telehit. Fue editor de Stageone México. Colaboró con Playboy, Chilango y la edición mexicana de Archie. Hoy escribe para La Razón y Mórbido Magazine. Conduce el programa de radio y Tv, Rocket.