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Cine

El Principito

11-11-2015, 4:55:35 PM Por:
El Principito

Un gran ejercicio de creatividad y belleza que reproduce y expande el universo de Saint-Exupéry.

Cine PREMIERE: 4.5
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En una historia donde los cuerpos celestes toman particular relevancia, es grato sorprenderse desde los primeros momentos de la película con estrellas que literalmente cuelgan del cielo. Cuelgan de hilitos. Y es gracias a un cuidado y sobresaliente diseño de producción que esa sencilla idea se convierte en un momento mágico. Uno de tantos que nos esperan. 

La más reciente adaptación fílmica del clásico literario de Antoine de Saint-Exupéry resulta un magnífico tributo. Por una parte, toma elementos de la fuente para presentarlos con un gran despliegue estético, además de expandir otros en una nueva narrativa.

La cinta parte de la historia de una niña que no tiene tiempo para vivir su infancia. Su madre está obsesionada porque ingrese a una prestigiada escuela, por lo que le organiza estrictos itinerarios.

Todo cambiará cuando la pequeña conozca al viejito de la casa de al lado. Un aviador con una historia muy peculiar que compartir. 

Es así que alternan los relatos entre la amistad que se forja entre los nuevos vecinos, narrada con una depurada, pero nada novedosa animación por computadora (CGI) y la del Principito, que sobresale visualmente por el espléndido uso del stop motion y su planteamiento visual.

A partir de las ilustraciones originales del autor, los animadores de las figuras y escenarios capturados cuadro por cuadro crearon sofisticadas, elegantes y a la vez reconocibles imágenes para los lectores de Saint-Exupéry. En todo momento destaca la fidelidad al texto y conceptos en torno a las diferencias entre la perspectiva de los adultos y la sensibilidad infantil ante los misterios y belleza del mundo.

En cambio, en el universo de la niña la gente vive bajo la tiranía de la rutina, sumidos en la conformidad. Todas las casas son iguales y las noticias, una mera sucesión de estadísticas. Vaya, hasta los árboles son cuadrados.

Este sobreorganizado entorno podría parecer en principio lejano de los tiempos y obra del autor, cuando en realidad es una suerte de proyección de su crítica a la forma en la que los adultos perciben el mundo. “Las personas grandes aman las cifras”, escribía Saint-Exupéry al describir el pequeño planeta del Principito como el Asteroide B 612, para la mejor comprensión de los mayores.

El filme es dirigido por Mark Osborne, dos veces nominado al Oscar, en una producción francesa independiente que reclutó talento internacional para ofrecer esta nueva adaptación cinematográfica en inglés para un público global.

Lejos de buscar ser la versión definitiva de El Principito, de entre tantas realizadas para cine y televisión a lo largo de las décadas, este largometraje animado puede ser visto como un singular e imaginativo complemento de la obra literaria. Ésa es una de sus principales virtudes. En la película no aparecen todos los pasajes y los que aparecen, no siempre se presentan completos. Quienes estén familiarizados con el libro, sonreirán ante esta complicidad. Quienes no, quedarán convidados a conocerlo.

Ambas líneas narrativas, la historia de la niña y la del Principito, cuentan con emotivos momentos, que conmoverán o asombrarán a cada espectador de distinta manera. Pueden ser cosas aparentemente sencillas, como las caprichosas poses del zorro de peluche en la versión de animación CGI, que podrían representar toda una lección de lenguaje corporal por sí mismas.

Pese a todos los atributos descritos, el tercer acto de la película puede resultar un tanto polémico. Se trata de una suerte de ensoñación que se percibe excesivo en sus implicaciones y duración. Además de que explica con innecesario énfasis las personalidades de algunos de los personajes de la novela.

No recuerdo otra ocasión en que una película haya sido exhibida comercialmente en México en tres idiomas distintos. Aplaudo la decisión de la distribuidora (Corazón Films) por ofrecer al público estas opciones. La versión original en inglés cuenta con Jeff Bridges como el aviador; en francés es interpretado por André Dussollier (el narrador de Amélie); en México el doblaje de este papel lo hizo Manuel “el loco” Valdés.

Resulta interesante destacar la decisión de representar a este personaje como un hombre de la tercera edad, cuando el verdadero aviador jamás tuvo la oportunidad de envejecer. Antoine de Saint-Exupéry desapareció junto con su avión en 1944, durante una misión de reconocimiento en la Segunda Guerra Mundial, apenas un año después de la publicación de El Principito.

Pero el niño que cayó a la Tierra, ese pequeño príncipe que nos obsequió, sigue y seguirá inspirándonos. 

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autor Cinéfilo incorregible. Coleccionista de juguetes de películas. Fundador y conductor de @CinemaNET. Colaborador en Efekto Noticias y Filmmen. Escribe en Cine PREMIERE desde el 2002.
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