La chica danesa
Tanto Eddie Redmayne como Alicia Vikander brillan por sí solos, pero su interacción y relación en la pantalla es el verdadero goce para el espectador.
Sí. Las altas expectativas de volver a ver el carisma, versatilidad y profesionalismo de Eddie Redmayne en la pantalla grande se cumplen. De hecho, con su actuación en La chica danesa logra rebasar esa marca y huella que dejó interpretando a Stephen Hawking en La teoría del todo con ahora un papel mucho más íntimo, perturbador y nuevamente sobresaliente.
La película retrata la vida de Lili Elbe (Eddie Redmayne), antes Einar Wegener, en los años 20 en Dinamarca, una de las primeras personas en el mundo en recibir un cambio de sexo a través de una cirugía. Una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre y su relación tan estrecha, y a la vez compleja, con su esposa (Alicia Vikander, quien acaba de recibir una nominación al Oscar por este papel).
El talento que ya le conocíamos a Redmayne y que reconfirmamos, y su provocativo papel en esta cinta podrían fácilmente opacar, hacerle sombra o simplemente poner en segundo plano la participación de su coestrella, Alicia Vikander, como un marco que prácticamente sólo está ahí para hacer lucir y destacar a su pintura. Lo cierto es que en ningún momento Vikander se queda atrás, es espléndida, ambas actuaciones son memorables: una por su transformación y la otra por su tenacidad. La forma en que se miran, la manera en que juegan, cuánto lloran y cómo ríen, su relación en la pantalla es bellísima. Un dúo de actores que se ven y se sienten cómodos.
La cinta está inspirada en la novela de David Ebershoff sobre las experiencias de esta chica danesa que a la vez está inspirada en la vida real de Lili. Y sí, «inspirada» pues retoma sucesos de la vida real, pero al igual que la novela, muchas cosas son modificadas y otras son completamente ficticias. Y esto, más que una desventaja, se percibe como un posible atributo. El valor de la historia y cómo está construido el guión por el propio Ebershoff y Lucinda Coxon, más que aportarnos un lado biográfico nos incita a contemplar y reflexionar sobre dos tipos de amor, diferentes pero complementos: el amor incondicional hacia uno mismo y el amor incondicional hacia el otro.
El score compuesto por Alexandre Desplat logra captar la esencia de otro tema que también es fundamental en la historia: la curiosidad. Curiosidad por probar cosas nuevas, por descubrirse a uno mismo, curiosidad por tratar de entender algo. No son sólo palabras románticas mías para embellecer este texto, el escuchar los temas de este compositor con los ojos cerrados, sus notas, provocan el querer abrir aquella puerta cerrada para descubrir qué hay del otro lado de ella.
El director de la cinta, Tom Hooper, vuelve a trabajar con un equipo ya recurrente y reconocido desde Eddie Redmayne, Alexandre Desplat (El discurso del rey, El hotel Budapest, por el que obtuvo el Oscar a Mejor score), hasta Danny Cohen en la fotografía (nominado por El discurso del Rey) y Eve Stewart en el diseño de producción (nominada por Los Miserables) que cumplen en sus respectivas áreas.
Hay momentos durante la película que conmueven, que incluso llegan a perturbar. Hay otros que caen en lo romántico, se tornan forzados y falsos. Pero a pesar de esto, la relación entre los protagonistas lo supera, es el gran atractivo y deleite de La chica danesa.
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Diana Su Periodista, conductora y creadora de contenidos.
Trabajó más de tres años en Cine Premiere y actualmente es periodista independiente y cubre temas relacionados con cine y series para sus canales personales. También es colaboradora en Spoiler Time, Cinépolis, CinemaNET y Ruido Blanco FM.
Si fuera una caricatura sería Mabel de Gravity Falls.
