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Cine

Batman vs Superman: El origen de la justicia – Crítica

16-03-2016, 10:25:25 AM Por:
Batman vs Superman: El origen de la justicia – Crítica

La épica batalla cumple y dejará más que satisfechos a los fans, la vean o no en 3D.

Cine PREMIERE: 4
Usuarios: 3.5
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¿Por qué le exigimos tanto a las películas de cómics y superhéroes? Que no son lo suficientemente realistas, que no capturan la esencia del material original, que se la toman demasiado como chiste o, por el contrario, que son demasiado serias… Sin embargo, ¿qué son los cómics si no justamente eso? Son, en esencia, historias sobre el bien contra el mal, donde sabemos que el bueno tiene que usar un disfraz para enfrentarse a un villano y vivir aventuras emocionantes que son, por definición, todo menos realistas. 

Quien haya leído novelas gráficas como The Dark Knight Returns de Frank Miller, el All-Star Superman de Grant Morrison o el Daredevil de Brian Michael Bendis (sí, estamos conscientes de que éste último es de Marvel pero, hey, aquí no discriminamos), sabe que estos autores ya elevaron el material original y las convirtieron, de historietas de 5 centavos cuyo único propósito era entretener a chiquitines de 10 años, en un arte complejo, elaborado y con la dosis justa de oscuridad y pathos para volverlas algo que un joven adulto (o adultos, ¿por qué no?) podrían disfrutar. El punto de partida de El Hombre de Acero, Batman vs Superman: El origen de la justicia y, en general, de todo el universo que DC está creando fue la imaginación y estilo de este tipo de autores y la cinta no tenía que ser nada más que una traducción del espíritu de aquellos materiales al lenguaje de las imágenes en movimiento. Y lo es. (Aunque, Snyder lo ha dicho, no es una adaptación exacta pero sí tiene mucho de homenaje). Es el punto final de un viaje que comenzó con la tinta de Miller y Klaus Janson, continuó en las versiones animadas de The Dark Knight Returns y culmina ahora con los rostros de Ben Affleck, Gal Gadot y Henry Cavill. Y sí, también el exageradísimo Lex Luthor de Jesse Eisenberg.

La trama de la más reciente saga de superhéroes comienza unos 20 minutos antes de que culmine El Hombre de Acero. ¿Recuerdan las primeras páginas de los cómics donde recapitulaban lo que sucedió en la entrega anterior? Pues así. Sólo que esta vez, lo hace desde el punto de vista del fortachón Bruce Wayne (aunque una parte de nosotros quisiera que todavía fuera Bruno Díaz) corriendo hacia Metrópolis para intentar salvar a alguien de la devastación causada por este señor extraterrestre. 

En una estrategia inteligente, Zack Snyder retoma uno de los elementos más criticados de Man of Steel (la destrucción arbitraria y estrepitosa de las secuencias finales) y lo convierte en un catalizador narrativo, lo usa a su ventaja: le da motivos a Batman y al mundo para preguntarse si la presencia de Superman no es más nociva que otra cosa. “Gótica tiene una mala historia con gente vestida como payasos”, le dice Bruno (sí) a Clark cuando se conocen en una galería. De ahí, el conflicto es claro: Bruce no confía en un alienígena con poder absoluto, Superman no entiende por qué nadie lo entiende. La guerra comienza. 

A la par del conflicto entre estos dos, tenemos a una Diana Prince misteriosa y esquiva (cuya historia personal, supongo, conoceremos más adelante en la película en solitario de la amazona) y a un Lex Luthor completamente desquiciado quien, como los mejores villanos de la tradición del arte gráfico, no tiene muchas razones para odiar a Supermán. Sólo le falta un bigote largo para girarlo alrededor de su dedo y gritar: “¡Te atraparé Supermán, aunque sea lo último que haga!” Aun así, él sabe que, si tiene alguna esperanza de destruir a Kal-El, será sólo con la ayuda del Caballero de la Noche de la ciudad vecina. Las batallas épicas no se dan a esperar y esa armadura mecha de Batman es perfecta para quien conozca el ya muy referenciado The Dark Knight Returns de Miller. 

Algunos criticaran la forma en que ambos héroes comienzan su pelea y terminan por conciliar sus diferencias (las tensiones entre ellos en la película son de una naturaleza diferente al de los cómics), pero aquí es buen momento para recordar que estamos viendo una cinta sobre un extraterrestre bonachón y un millonario vestido de murciélago: vamos a bajar tantito las expectativas de veracidad, ¿les parece? Este no es el universo de Chris Nolan (aunque es productor ejecutivo): ésta es la visión de Zack Snyder y a ese muchacho la tierra siempre se le ha hecho un lugar demasiado aburrido como para poner sus pies cinematográficos en ella. 

¿Tiene puntos bajos la cinta? Sí. Es demasiado larga, Snyder se engolosina con la cámara lenta (aunque por lo menos no la hizo tan oscura como la pasada) y Lois Lane (como en la primera entrega) es poco más que una herramienta narrativa para darle algo que hacer a Superman. El término «desperdiciada» no comienza ni a describirlo. Y, bueno, si Eisenberg fuera un poquito menos Jim Carrey en Batman eternamente y más Kevin Spacey en este mismo papel hace diez años, no nos quejaríamos. 

Eso sí, mención aparte debemos darle a la Mujer Maravilla, pues cuando por fin la vemos –esa secuencia de la Trinidad junta por primera vez les dará escalofríos–, es claro que DC está en buen camino hacia la gran minita de oro que podría ser la Liga de la Justicia. La película logra su cometido principal: presenta a esta Trinidad con bombo y platillo, los hace relevantes, los trae definitivamente a la vida y los convierte en una promesa (¡queremos ver más de ellos!). Si ya Affleck y Cavill se habían ganado nuestra confianza, ver a Gal Gadot portando la armadura, nos pone del otro lado. ¿El único deseo frustrado con el que nos quedaremos? Ver a Grant Gustin luchando por la justicia junto a estos tres y el resto de la liga, cuando Flash llegue a la gran pantalla. Ni modo. No se puede tener todo. Aún…

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autor Escritor, director de cine y director editorial en ésta, su amigable vecina publicación de cine, Cine PREMIERE. Nunca perderá la esperanza de una segunda temporada de Studio 60 on the Sunset Strip y Firefly.
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