Compadres

No podemos negar que dentro de las producciones más comerciales del cine mexicano, aún existen algunas con muy buenas intenciones y cierta honestidad. Sin embargo, también sabemos que aunque esto se agradece y puede ser un buen principio, no es suficiente para hacer una buena película, incluso si ésta no tiene mayores pretensiones que las del entretenimiento. Ése es el caso de la recién estrenada Compadres, propuesta a cargo del director Enrique Begné –cuyos antecedentes incluyen la comedia Busco novio para mi mujer– y que entre sus principales atractivos cuenta con un elenco encabezado por el actor de evidente naturaleza televisiva, Omar Chaparro –quien ya antes apareció en la pantalla grande vía la fallida pero rentable Suave patria–, y que en esta ocasión viene respaldado por gente de prestigio fílmico indiscutible, como es el caso de Joaquín Cosío. La trama sigue los pasos de un policía mexicano venido a menos, envuelto en una serie de traiciones entre grupos criminales, que con tal de rescatar a su mujer y de paso limpiar su nombre, tiene que recuperar una enorme cantidad de dinero robado, unirse a un hacker puberto estadounidense, e ir de un lado a otro de la frontera, sorteando el fuego cruzado. 

Como resulta evidente, Compadres tiene los ingredientes propios de una película de acción con toques de comedia, género poco explorado en los últimos años dentro de la cinematográfica nacional y que, salvo algunos detalles, presume una manufactura muy decorosa. Y es que, dejando de lado ciertos cortes abruptos de edición y algunas secuencias que pierden la estructura, la propuesta visual es dinámica, espectacular y con llamativos efectos especiales. El problema, en realidad, está en el desarrollo de los personajes, cuyas motivaciones a pesar de lo básicas que son, apenas se bosquejan.También vemos reacciones inexplicables a la hora de relacionarse entre ellos, como el que en un parpadeo y sin razón alguna, pasen de la desconfianza y la hostilidad, a la complicidad y la hermandad, amén de que llegan a caer en ciertos diálogos y momentos clichés que rayan en el humor involuntario, como el clásico policía moribundo pidiendo justicia –dándole un estímulo extra al protagonista–, o el que los villanos siempre tengan una pésima puntería, incluso cuando disparan a quemarropa.

Sin embargo, no todo está perdido: Omar Chaparro resulta bastante convincente en el rol de irónico héroe de acción. Tampoco está nada mal la inclusión del conductor Mauricio “El Diablito” como un retorcido pero simpático asesino –haciendo buena mancuerna con el actor Héctor Jiménez–, además de que los contrapuntos musicales y gran parte de los chistes relacionados con estereotipos y referencias regionales dotan de cierta frescura a una trama que llega a ser predecible. 

En fin, sin llegar a funcionar del todo, Compadres es una película que no pasa de ser sólo una curiosidad en cartelera, con uno que otro buen apunte al humor negro y los excesos, y que sólo por momentos entretiene. 

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Jesús Chavarría Critico de cine y cómics. Critico en Cine con Kristoff de Telehit. Fue editor de Stageone México. Colaboró con Playboy, Chilango y la edición mexicana de Archie. Hoy escribe para La Razón y Mórbido Magazine. Conduce el programa de radio y Tv, Rocket.