Donnie Darko
Una ópera prima que alcanzó rápidamente el status de culto.
«I’m voting for Dukakis» son las primeras palabras que se dicen en la cinta del novato Richard Kelly. El año es 1988, las elecciones presidenciales serán pronto y Donnie no es más que un joven con los típicos y aburridos problemas de un sonámbulismo que le provoca ver a un conejo gigante que le advierte sobre el fin del mundo, que será en poco menos de 1 mes (28 días, 6 horas, 42 minutos y 12 segundos para ser exactos), nada que no viva cualquier adolescente.
En 2001, Donnie Darko perteneció a esos grandiosos ejemplos de cuando no existe referencia alguna hacia la película, entrando así a un mundo totalmente nuevo, provocando una experiencia cercana a cuando uno ve por primera vez clásicos de culto como Blade Runner, The Matrix o Volver al futuro.
Y es que Donnie Darko se mueve a la vez en tantas tramas sólidamente delineadas con personajes definidos. Es así que tenemos una high school teen movie, un cuento de horror, una drama familiar y por supuesto la ciencia ficción: «Do you believe in time travel?» le pregunta Frank al joven protagonista.
La ópera prima de Kelly juega en su terreno como si se tratase del filme de un director con toda la experiencia detrás, desde combinar a la perfección un reparto de novatos con figuras conocidas, como Drew Barrymore o Noah Wyle, un guión con sus propias reglas y saltos en el tiempo hasta un cuidado diseño en la producción desde la mencionado Michael Dukakis en las elecciones presidenciales, pasando por la novela de IT que lee Rose Darko hasta la mención a Volver al futuro.
Un departamento que hay que subrayar es la música a cargo de Michael Andrews, quien logra transmitir la atmósfera de misterio y esquizofrenia-viaje-temporal que habita en Donnie, especialmente durante sus encuentros con Frank. Así mismo un soundtrack cargado de éxitos ochenteros sin ser desmedido, encabazado por Tears for fears y Gary Jules, quien su cover de «Mad World» sobrevive a la película misma.
El desarrollo de la historia cuenta también con pequeños detalles que puestos en la práctica se convierten en grandes momentos para el espectador, desde diálogos referenciando a Los Pitufos, frases únicas que no podrían habitar en otra película («Sometimes I Doubt Your Commitment to Sparkle Motion«) hasta guiños que pueden apreciarse cuando revisa la cinta una vez más, como la presencia del auto rojo de Frank y el sutil cláxon donde le advierte a Donnie que se despierte.
Richard Kelly construye un universo (o varios en este caso) creíble dentro de su complejidad, nunca pierde el piso a pesar de tratarse de una historia complicada de explicar a alguien que no sabe de qué trata, aunque quizá es esa la mayor virtud de Donnie Darko: ser una cinta imposible de describir, simplemente se tiene que ver.
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Sergio López Aguirre Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.
