Smallville: Finale
Digno final tras diez años de aventuras.
Advertencia: Si aún no han visto este episodio, consideren que esta crítica podría contener spoilers.
Tengo que ser muy honesto. Mi inclinación a los superhéroes siempre ha sido por el universo DC, aunque sigo fielmente a algunos grandes de Marvel. Pero Superman es Superman. Y seguí con lealtad Smallville cinco años (algunos dicen que fue mucho). No soporté su constante inclinación por convertir aquello en «Smallville 90210», la ridícula aferración a Lana, el evidente desapego al canon de los cómics y… en el nombre de la humanidad, el patético Doomsday y el deprimente Zod.
Aunque sé que muchos de ustedes están pensando que así de inconstante es el universo DC (y tienen razón), perdí la fe en Smallville, pero aunque dejé de verlo con continuidad, no dejé de seguirle la pista. Tal vez, inocentemente, no quería perder la fe. Pero con el Darkseid fantasmal, subtramas de romance de flojera y la pobre y puberta Liga de la justicia, no hubo razón de peso para retomar la continuidad.
¡Pero no podía perderme el final! Y aunque ya les hablaremos al detalle sobre lo que nos habría gustado ver a lo largo de la serie, puedo decir que, junto con muchos fans como ustedes, me sentí satisfecho al ver casi todo lo que esperaba en este episodio final, digna conclusión tras diez años de aventuras.
OK, es cierto que no vemos a Tom Welling portando el traje más de 1 minuto, y si somos minuciosos, ni siquiera es un humano el que se ve volando a lo lejos (benditos efectos especiales de mediano presupuesto para TV). Pero fue digno. Si Welling quiso respetar portar el traje (o le dio miedo caer en la maldición de los superhombres), se entiende. Pero aparte de ese detalle, los escritores nos dieron casi todo lo que pedimos en el final: la música de John Williams, una visión (efímera pero sólida) del verdadero Darkseid, el regreso de personajes importantes con los actores que los encarnaron originalmente (Papá Kent, Lex, Cloe y hasta el “joven” Jimmy Olsen), ¡y hasta los créditos finales al estilo Superman!
Un episodio de dos horas como este debe fluir bien y no atiborrarse de elementos. Y aunque el choque de Apokolips, el regreso de Lex Luthor y una batalla contra Darkseid parecerían demasiado, todo se resuelve en una forma moderadamente coherente. No comprendo cómo, de cero, Kal-El puede mover un planeta que de por sí se ve falso a media atmósfera terrestre sin causar demasiados estragos, pero bueno: tal vez pensaron en el Superman de la era dorada, todopoderoso. Y aunque es muy tierno el enfoque de Cloe contándole todo a su hijo con Oliver (con fuertes tendencias de arquero también), nos preguntamos cómo podría existir una historieta de DC Comics en las manos de un niño, donde se revela la identidad de secreta del último hijo de Kriptón.
La elección de Kevin Fair y Greg Beeman como directores de la primera y segunda parte de Finale fue estupenda, pues su visión y experiencia a lo largo de las diez temporadas permitió extraer momentos memorables de las mismas (con sus respectivos flashes tanto en Clark como en Lex). Algo que me gustó también fue la completa ausencia de Lana Lang. Es cierto que siempre agradará a la pupila ver a Kristin Kreuk, pero creo que el personaje fue excesivamente explotado (además de que los fans se descorazonaron en marzo, tras las declaraciones de desdén de la actriz sobre su presencia en el final). Fue el único cameo que no extrañé.
En síntesis, un digno final a una serie de superhéroes no perfecta, pero que a muchos de ustedes y a mi nos dieron momentos de emoción, romance y sí, hasta corajes. ¿Pero no nos pasa lo mismo en una butaca de cine, con un control de juego y hasta en nuestra historieta favorita muchas veces?
Y así termina la mocedad de Clark Kent. ¡Bienvenido, Superman: The Man of Steel!
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Julio Vélez Colaborador en web y revista Cine PREMIERE desde 2006. Me especializo en anime/manga, comics, doblaje, tecnología y videojuegos. Mis sagas favoritas: Doctor Who, Star Trek, Dragon Ball y Star Wars. Batimaníaco, geek ochentero y hardcore gamer.
