Buscador
Ver el sitio sin publicidad Suscríbete a la revista
Columnas

Camino al Sur

05-12-2008, 12:46:55 PM Por:
Camino al Sur

¡Oh, Dios! Juro que se me ha castigado. Prometo que llevaba tres párrafos escritos que fueron misteriosamente borrados. Si no fuera un escéptico perdido diría que fueron los dioses nórdicos, encabronados conmigo porque dije que todos los alemanes, incluyendo mi mujer, tenían un tercio de arqueólogo en la sangre. Y si no fueron ellos, ¿entonces […]

¡Oh, Dios! Juro que se me ha castigado. Prometo que llevaba tres párrafos escritos que fueron misteriosamente borrados. Si no fuera un escéptico perdido diría que fueron los dioses nórdicos, encabronados conmigo porque dije que todos los alemanes, incluyendo mi mujer, tenían un tercio de arqueólogo en la sangre.

Y si no fueron ellos, ¿entonces qué es lo que ha conspirado en contra mía?, ¿fui simplemente víctima del típico "dedazo"? Menos mal que escribía acerca de mi partida y no sobre exorcismos. De ser así justo en estos momentos mi rostro tendría la palidez de unos bollitos muy simpáticos que los berlineses consumen como nosotros las tortillas y que se llama Pfannkuchen.

Pero, volviendo a lo anterior, había citado algo relacionado a nuestro pequeño exilio. Así es, huimos a tierras más amables. Luego de dos meses sin mirar al sol lo necesitamos encima nuestro, saber que existe y que no nos estamos transformando en vampiros. Ella, mi arqueóloga particular, sugirió Perú y hasta allá vamos sacudiéndonos la nieve con cada paso. Me ha hablado mucho de ir a la selva, que ya conoce, y yo nada más tiemblo. Soy un urbanita incurable y lo más cercano que he estado del mundo salvaje fue una vez en Chapultepec, cuando una ardilla se cruzó conmigo o yo con ella por unos cuantos segundos, aunque ahora que lo pienso bien probablemente se tratase de una rata más esponjosa de lo normal y con cara de bonachona.

Ella, mi mujer, lleva días contándome inmensidad de relatos de jungla que no me han dejado dormir, desde que hay cantidades de mosquitos que conforman nubarrones negros hasta que alguna vez se cruzó con arañas del tamaño de mis rodillas. Sé que en última instancia tendría el derecho de abdicar de la idea, pero sinceramente me encantaría vivir otro tipo de experiencias, de esas a las que los nenes de ciudad somos ajenos. Escapar, por ejemplo, como en la chafísima El Tesoro del Amazonas, de indios amazónicos dispuestos a matarnos para reducir nuestras chirimoyas, o de repente ser consignados a la terrible misión de buscar el paradero de un malvado Coronel Kurtz y dar cuenta de ello a mercenarios que se parecen a Martin Sheen. O cruzarnos con el loco de Fitzcarraldo y sus óperas en medio de una jungla que es inabarcable, como el todo o la nada.

 

Y si cuento todo esto es en gran parte porque tanto verde y tanta araña y tanto mosquito seguramente estarán alejados de cualquier café Internet. Pero prometo que, cada vez que vuelva a la civilización les haré saber de mí y entonces probablemente les comparta una que otra experiencia, si veo, por ejemplo, al fantasma del Che o terminamos cruzándonos con la buscada fuente de la eterna juventud.

Hasta pronto entonces.

 

 

¿Te interesa el mundo del emprendimiento?
Conoce Emprendedor.com el medio lider en contenido de Ideas de Negocio, Startups, Finanzas, Noticias para emprendedores, Franquicias, Marketing, Inspiración, síguenos y proyecta lo que eres.

autor Carlos Jesús (aka Chuy) es escritor y periodista freelance. Desde 2006 radica en Berlín, desde donde colabora para distintos medios. Sus pasiones son su familia, la cerveza, escribir relatos y el cine de los setenta.
Comentarios