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Columnas

Dí­a 3

09-02-2009, 3:23:44 AM Por:
Dí­a 3

Thriller Musulmán Hoy poseo demasiada información en la cabeza. Tanta, que no sé si podré digerirla. Mi mujer dice que parezco un zombi y yo pienso en las películas de El Santo. Ver tres cintas al día puede ser demasiado, incluso para un cinéfilo empedernido como yo. La primera función es aplaudida desde la sala […]

Thriller Musulmán

Hoy poseo demasiada información en la cabeza. Tanta, que no sé si podré digerirla. Mi mujer dice que parezco un zombi y yo pienso en las películas de El Santo. Ver tres cintas al día puede ser demasiado, incluso para un cinéfilo empedernido como yo.

La primera función es aplaudida desde la sala por todos los periodistas. Paréntesis: Es curiosa esta raza de profesionistas a la que a veces digo pertenecer. Algunos son de lo más educados y decentes, pero hay otros que olvidan incluso el mínimo asomo de civilidad al momento de hacer cola para entrar a la sala. En tales momentos hasta los alemanes, mundialmente reconocidos por su afán por la organización, pierden por completo el control de sí mismos. Yo los veo y no puedo evitar imaginarme a perros dándose de mordidas por la posesión de un muslo de pollo. Y es entonces cuando pinto mi raya y decido no hablar con nadie. Simplemente sumergirme en lo que ofrece la pantalla, la mejor amiga que cualquiera pudiera tener.

Así, rodeado del silencio y la calma con que he construido mi burbuja, la cinta iraní Darbareye Elly se desliza con suavidad por mis canales ópticos hasta terminar incrustándose con suavidad en mi cerebro. Para muchos -eso lo sabré después y gracias a mi super oído, tan dado a entrometerse en conversaciones ajenas-, el filme no es más que una telenovela con sello persa, un culebrón exótico que busca acaparar la atención occidental a partir de su temática -sobre el claustrofóbico universo reservado para toda mujer en Irán- y también a raíz su inminente y anunciada prohibición en la antigua Persépolis. Yo, sin embargo, considero que la intención del director Asghar Farhadi, consistente en delinear un thriller (por encima de la supuesta crítica social) fue totalmente conseguida, hecho que no ha pasado por desapercibido para la mayoría de los críticos. Hasta ahora, ha sido la cinta que mayor puntaje ha recibido por parte de los supuestos expertos.

Arreglar el Mundo

Lejos ya del suspense-falafel, decido saltarme la germana Storm, parte de la selección oficial, para dedicar una hora y media a The Yes Men Fix the World, cinta que formó parte de la selección de Sundance y de la cual todo mundo habla. Esta vez me abstendré de hablarles acerca de la temática porque considero que es mucho mejor que, al igual que yo, lleguen a las salas sin poseer mucha información al respecto -me parece casi segura su distribución por México y el resto de Latinoamérica-. Únicamente les diré que me pareció un filme tan inteligente como divertido, plagado de momentos que invitan a la risa pero también a la reflexión, y los Yes Men estuvieron allí, respondiendo con amabilidad toda pregunta que el público les hacía. Fue así como me enteré de su verdadera profesión que ambos ostentan: Profesores de universidad. Aquí un extracto del filme:

Sobre Explosiones

No me habría gustado saltarme In the Electric Mist, de Bertrand Tavernier, pero me aguarda una cita en el mítico cine Babylon Mitte para la premiere de Voy a Explotar, filme de Gerardo Naranjo al que ya me he referido en este espacio. La sala está llena y eso me provoca un ligero orgullo, no solamente porque Naranjo y yo ya nos conocemos a media distancia y compartimos varios amigos, sino también por ese pequeño orgullo mexicano que guardo con absoluta discreción en los compartimentos de mi conciencia. Guanajuato; políticos corruptos; adolescentes suicidas; adolescentes que se descubren; adolescentes que se destruyen; el México roto; el México quebrado; el México que encuentra esperanza entre las rendijas del suelo; el escape; la risa; el dolor; el recuerdo. Los conceptos saltan a mi cabeza y me conectan con recuerdos que creía perdidos o que tal vez me he dedicado a negar. Acaba la cinta. Créditos. Leo nombres de amigos, de antiguos compañeros. No puedo evitar la sonrisa. Una sonrisa que me delata, que me convierte en cómplice. Negros. Aplausos. Naranjo pasa al frente y recibe un arreglo de flores. Habla de su filme en inglés, con los yes y los maybe y los Mecsicou atorándosele en la garganta por los nervios. Lo felicito dándole una palmada en el hombro. "Hasta mañana", le digo. "Sí, mañana nos vemos", me responde.

Al salir cuento los años que llevo fuera de México. Seis años, cuatro meses. Se aproxima el metro. Veo que camina triste, que se arrastra triste, como una oruga vencida. Entro en él y apago la luz para no explotar.

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