Ego en el Adlon
Hay pocos lugares en Berlín que me gusta visitar tanto como el Hotel Adlon. Ubicado a unos pasos de La Puerta de Brandemburgo, conserva un estilo clásico que provoca en algunos de sus visitantes un viaje de vuelta al pasado, y en otros esa rara nostalgia por lo no vivido que es capaz de erizar los pelos de la nuca. Pocos saben que el original se quemó poco después de concluir la Segunda Guerra Mundial y que el edificio que hay ahora es una copia hecha ladrillo a ladrillo. Y si menciono el Adlon no es únicamente porque en su primera época haya albergado a figuras como Charles Chaplin o porque fuera fuente de inspiración para esa película llamada Grand Hotel (1932) que protagonizó la inolvidable Greta Garbo, sino debido a que es uno de los sitios favoritos por las agencias de representación de artistas para el tema de las entrevistas. Hoy, mientras preparaba unas preguntas para Ewan McGregor, voz cantante de esa hitchcockiana cinta de Polanski llamada The Ghost Writer, he pillado a Pierce Brosnan, su protagonista, fijando la vista en el lobby. Lo hacía no con la sencillez de quien busca a cierta persona entre las mesas de café, sino con una altivez digna de un emperador romano o, pongámoslo más sencillo, de quien adora ser mirado y admirado. ¡Ay, actores!

Arte urbano no tan anónimo
Bastante más sencillo, sobre todo por su anonimato, resultó ser el artista urbano conocido como Banksy, principalmente porque, como se esperaba, no se presentó a la conferencia de prensa, limitándose a mandar una cápsula en la que agradece la presencia de quienes ven su película con los gestos ocultos bajo una capucha que le proporciona un aire siniestro, casi de Darth Maul. Incluso su voz, tanto en dichos agradecimientos como en el resto de la cinta, se halla deformada hasta el hartazgo en aras de protegerlo de las incontables órdenes de aprensión que, según se dice, cuelgan de su persona. Después de misterio tanto misterio, uno esperaría que Exit Through the Gift Shop fuese un documental basado sólo en su persona. En realidad lo es y no lo es, y a veces uno no sabe si es víctima de una mala broma en donde un mockumentary nos fue vendido como documental. Pero no diré más pistas porque, aunque se nos tome el pelo –aunque lo más seguro es que no sea así, lo que me parece espeluznante-, bien vale la pena verla.

Rodrigo García Barcha, Carlos Reygadas, Amat Escalante, Gerardo Naranjo, Gael García Bernal, Mariana Chenillo, Rodrigo Pla, Patricia Riggen, Fernando Eimbcke.

Revolucionarios
La función fue en la noche. Sólo habíamos, me parece, periodistas hispanoparlantes. Da igual. Todos aguantamos la función de las diez de la noche, evitando pensar en que si la película era más larga de lo normal perderíamos el metro de regreso a casa. Los cortos son desiguales. Algunos estremecen, otros son lo esperado y nada más, y otros decepcionan. Son diez y sobre cada uno se halla cincelado el apellido de diez cineastas, algunos de ellos los más distinguidos de su generación. Alguien los califica como condenados a brindarle al cine la salvación o la ruina.

Hoy por la mañana los he visto a todos. Sobre el encuentro aquí. Aquí en veinticuatro horas.

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Clara Itzel Hernández Valladares Clara Itzel es una comunicóloga junkie de los animales, TV, cine, libros, tatuajes, pop culture, té & café. La pueden seguir en instagram (@MissClaraItzel) y leer en ElMoodRandom.com

Ego en el Adlon
Hay pocos lugares en Berlín que me gusta visitar tanto como el Hotel Adlon. Ubicado a unos pasos de La Puerta de Brandemburgo, conserva un estilo clásico que provoca en algunos de sus visitantes un viaje de vuelta al pasado, y en otros esa rara nostalgia por lo no vivido que es capaz de erizar los pelos de la nuca. Pocos saben que el original se quemó poco después de concluir la Segunda Guerra Mundial y que el edificio que hay ahora es una copia hecha ladrillo a ladrillo. Y si menciono el Adlon no es únicamente porque en su primera época haya albergado a figuras como Charles Chaplin o porque fuera fuente de inspiración para esa película llamada Grand Hotel (1932) que protagonizó la inolvidable Greta Garbo, sino debido a que es uno de los sitios favoritos por las agencias de representación de artistas para el tema de las entrevistas. Hoy, mientras preparaba unas preguntas para Ewan McGregor, voz cantante de esa hitchcockiana cinta de Polanski llamada The Ghost Writer, he pillado a Pierce Brosnan, su protagonista, fijando la vista en el lobby. Lo hacía no con la sencillez de quien busca a cierta persona entre las mesas de café, sino con una altivez digna de un emperador romano o, pongámoslo más sencillo, de quien adora ser mirado y admirado. ¡Ay, actores!

Arte urbano no tan anónimo
Bastante más sencillo, sobre todo por su anonimato, resultó ser el artista urbano conocido como Banksy, principalmente porque, como se esperaba, no se presentó a la conferencia de prensa, limitándose a mandar una cápsula en la que agradece la presencia de quienes ven su película con los gestos ocultos bajo una capucha que le proporciona un aire siniestro, casi de Darth Maul. Incluso su voz, tanto en dichos agradecimientos como en el resto de la cinta, se halla deformada hasta el hartazgo en aras de protegerlo de las incontables órdenes de aprensión que, según se dice, cuelgan de su persona. Después de misterio tanto misterio, uno esperaría que Exit Through the Gift Shop fuese un documental basado sólo en su persona. En realidad lo es y no lo es, y a veces uno no sabe si es víctima de una mala broma en donde un mockumentary nos fue vendido como documental. Pero no diré más pistas porque, aunque se nos tome el pelo –aunque lo más seguro es que no sea así, lo que me parece espeluznante-, bien vale la pena verla.

Rodrigo García Barcha, Carlos Reygadas, Amat Escalante, Gerardo Naranjo, Gael García Bernal, Mariana Chenillo, Rodrigo Pla, Patricia Riggen, Fernando Eimbcke, Diego Luna.

Revolucionarios
La función fue en la noche. Sólo habíamos, me parece, periodistas hispanoparlantes. Da igual. Todos aguantamos la función de las diez de la noche, evitando pensar en que si la película era más larga de lo normal perderíamos el metro de regreso a casa. Los cortos son desiguales. Algunos estremecen, otros son lo esperado y nada más, y otros decepcionan. Son diez y sobre cada uno se halla cincelado el apellido de diez cineastas, algunos de ellos los más distinguidos de su generación. Alguien los califica como condenados a brindarle al cine la salvación o la ruina.

Hoy por la mañana los he visto a todos. Sobre el encuentro aquí. Aquí en veinticuatro horas.

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Clara Itzel Hernández Valladares Clara Itzel es una comunicóloga junkie de los animales, TV, cine, libros, tatuajes, pop culture, té & café. La pueden seguir en instagram (@MissClaraItzel) y leer en ElMoodRandom.com