El buen amigo gigante – Crítica

El universo fantástico de Steven Spielberg unido por primera vez al mundo mágico de Walt Disney Animation Studios prometía entregar una película de ensueño con El buen amigo gigante. Y tenía todo para hacerlo. La amistad entre una niña y un gigante con el corazón más grande del mundo, que ha a pesar de que está hecho por computadora, se siente cerca porque captura todos los movimientos, gestos y el carisma del ganador del Oscar a Mejor actor de reparto, Mark Rylance (Puente de espías, 2015). Paisajes, colores y creaturas mágicas para transportarte a tu niñez y sumergirte en un mundo de fantasía y magia por dos horas. Pero esta ensoñación se queda en el camino.

La película basada en el libro de Roald Dahl El buen amigo gigante, cuenta la historia de Sophie, una niña que vive en un orfanato en Londres y que es secuestrada por un gigante, quien la lleva a su mundo en donde vive rodeado de sueños encapsulados y marginado por los otros de su especie. Ambos tienen que unir fuerzas para detener una invasión de gigantes que se preparan para comerse a todos los niños de Inglaterra.

Por un lado, el gigante y la niña. Desde Puente de espías, Spielberg encontró en Mark Rylance un profesional de la astucia y el ingenio, pero también de la ternura. El actor interpreta a un gigante noble y divertido que gusta por su torpeza y bondad, por presentar a un personaje libre de malicia. Y que lo más importante, hace honor a su apodo: un buen amigo gigante con el que quisieras contar para hacer travesuras, para sacarte de problemas, ése amigo imaginario con quien hablar.

Contrario a ese encanto inocente que tiene el personaje, está la interpretación de Ruby Barnhill como Sophie. Y, aclaro, no es que entregue una mala actuación, pero hay pocos momentos en donde se dejar llevar por el carisma que caracteriza a un niño y que encanta de este tipo de personajes pequeños y valientes, en el resto de la película se percibe tiesa, hasta un poco regañona. Entonces la conexión entre ella y el gigante no se siente profunda cuando eso debería ser un gran peso en la historia. No hay ese click al igual que Neel Sethi como Mogwli en El libro de la selva, Oakes Fegley en Mi amigo el dragón o Jacob Tremblay en La habitación. O un ejemplo más atinado por las circunstancias: la amistad imperecedera entre Elliott y E.T. El guion de esta película estuvo a cargo de Melissa Mathison quien también trabajó en el de E.T., el extraterrestre hace más de 30 años. 

Por otro lado, la acción y el conflicto en la historia. Creo que tantos efectos especiales, peleas, accidentes, persecuciones, explosiones y sustos en las películas nos malacostumbran a buscar este tipo de eventos para emocionarnos, llorar, asustarnos, gritar o carcajearnos en una película y cuando no hay nada de esto se siente plana. Estoy de acuerdo en que no se necesita de una montaña rusa de emociones para disfrutar una película, pero tampoco funciona una aventura sin un mínimo de relieve. Y me refiero a que la película es monótona, no hay nada de contrastes, no hay transformaciones ni atrevimientos.

La dirección de Steven Spielberg, en conjunto con Disney, la música de John Williams, fotografía de Janusz Kaminski y guion de Melissa Mathison entregan un producto sin ser memorable para los estándares a los que nos tienen acostumbrados… sólo nos deja preguntando, ¿por qué no hubo una explosión de magia esta vez?

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Diana Su Periodista, conductora y creadora de contenidos. Trabajó más de tres años en Cine Premiere y actualmente es periodista independiente y cubre temas relacionados con cine y series para sus canales personales. También es colaboradora en Spoiler Time, Cinépolis, CinemaNET y Ruido Blanco FM. Si fuera una caricatura sería Mabel de Gravity Falls.