El reverendo (First Reformed) – Crítica
Sobran motivos para elogiar la construcción del argumento de El reverendo y su nominación al Oscar como Mejor guion original. Sorprende también que en México su estreno haya sido directo en DVD.
La depresión ataca por igual. No respeta credos, filosofías, causas sociales ni estatus económicos. Se hace acompañar de la desesperanza, espesa negrura devoradora de todo lo que encuentra a su paso; se alimenta de miedos, inseguridades, tragedias. Su presencia y alcance son los antagonistas de El reverendo (First Reformed), película dirigida y escrita por Paul Shrader, también guionista de Taxi Driver.
La manera como Shrader vincula una clara preocupación ambientalista con dilemas existenciales, religiosos y éticos mientras traza una crítica contundente a la doble moral eclesiástica y política, la avaricia y la corrosión de los valores construyen un portento de historia. Sobran motivos para elogiar la construcción del argumento y su nominación al Oscar como Mejor guion original.
Otra de las vías por las cuales Paul Schrader inyecta tensión es la relación entre el reverendo y Mary (Seyfried), pues no se sabe qué rumbo tomará.
La escritura de El reverendo es audaz. Es inusual –y hasta complicado– relacionar a la iglesia o a alguna institución de fe con el thriller. Existen ejemplos de dramas misteriosos (La duda), filmes terroríficos (El rito), pero pocos hacen de la vida terrenal de un “soldado de Dios” algo emocionante y temible. Tal vez de un modo superficial y con un claro objetivo de entretenimiento El código Da Vinci roza estos temas, pero su protagonista Robert Langdon no lleva una vida común ni corriente.
El reverendo Ernt Toller (Ethan Hawke), responsable de la iglesia First Reformed, ubicada en Snowbridge, Nueva York, se autoimpone la encomienda de escribir un diario donde vierte reflexiones de un calibre profundo sobre la cristiandad y el deber ser. Al margen nos damos cuenta de irregularidades en su salud. Sin embargo, el momento verdaderamente revelador sobre su naturaleza es cuando una de sus feligreses, una joven embarazada (Amanda Seyfried), le pide dialogue con su esposo, pues percibe señales de depresión.
Las charlas entre Toller y el confundido Michael (Philip Ettinger), ambientalista en perpetuo conflicto por traer a un bebé a un mundo a punto de sucumbir ante el calentamiento global, son verdades preocupantes sobre nuestra incomprensión del daño infligido a la Tierra. Influyen directamente en nosotros como espectador y de inmediato nos volvemos parte de la conversación, pues el inminente caos que se avecina también nos atañe.
Amanda Seyfried se consolida como una actriz de drama gracias a las tragedias que enfrenta su personaje.
Schrader nos invade de las preocupaciones, dudas y pensamientos de Toller a través de su dirección, escritura y una íntima interpretación por parte de Ethan Hawke –increíblemente olvidado por la Academia en sus nominaciones–. Poco a poco desenvaina una crítica multidimensional. Da estocadas a nuestro estatismo hacia el daño hecho a la naturaleza, a la Iglesia por no pronunciarse con mayor contundencia por el destrozo de la creación divina, hacia las corporaciones avaras y los políticos corruptos capaces de voltear la cara para aprobar leyes siempre y cuando convengan a su billetera. (Para más en el asunto legislativo y ejecutivo se recomienda ver El vicepresidente: Más allá del poder). Esta cruda enredadera se reproduce, expande y contamina alrededor.
El reverendo consigue todo esto sin caer en discursos moralinos, pues se centra en la crisis existencial de su personaje, su propia erosión moral y en la distorsión de los ideales. Tampoco es un filme teológico ni discurrido desde un púlpito. Por el contrario, es tremendamente humano, interesante, impredecible y con una atmósfera densa en dos sentidos: su discurso y musicalización. Tal vez tanta información podría ser excesiva –o cansada–, pero no podemos permanecer sordos ante la desolación. Ya no más.
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Mabel Salinas No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
