Hugh Jackman: el hombre tras las garras
Habla sobre su cuerpo, la piratería y el chocolate obscuro.
Por Vera Anderson / Corresponal Hollywood
Hablamos con el considerado por muchos el hombre más sexy del planeta sobre la franquicia que le dio fama: Wolverine. Esto fue lo que nos dijo durante una conversación en Los Ángeles:
Una palabra sobre Wolverine: "piratería".
Sucedió en April Fool’s –el equivalente al Día de los Inocentes– y en verdad creí que se trataba de una broma. Parecía tan increíble. Lo primero que pensé fue que los chavos de los efectos especiales estaban ahí trabajando tan duro para que todo quedara perfecto, sin dormir, y es muy frustrante tener una versión de la cinta sin terminar allá afuera. Es como un Ferrari sin pintar. Pero lo más consolador de todo fue que la comunidad en línea inmediatamente condenó el acto, le pusieron una pared alrededor y quiero decir que el 95% de los sitios hicieron lo mismo. Así que después de un día o dos de estar decaído al respecto, me acordé que estos filmes son hechos para la pantalla grande. Y creo que aún los que la bajaron, si son fans, van a ir al cine a volver a verla con sus cuates. Ésa es parte de la diversión. Creo que a nivel gubernamental tenemos que tomarnos la piratería más en serio, y hay que hacer películas que la gente quiera ver en una pantalla grande. Entre más grande, mejor –ríe–.
Hablando de más grande, realmente tuviste que crecer tu cuerpo para este papel…
Lo que aprendí sobre cualquier tipo de cuerpo que estés intentando crear, es que es 70% dieta y 30% entrenamiento, y yo siempre creí que era al revés. La mayoría de los equipos deportivos profesionales ya tienen a un nutriólogo a bordo, y es toda una ciencia. Lo que comes y cómo lo haces, puede afectar la forma en que llegas a tu máximo en ciertos momentos. Y es interesante, hay un periodo mientras desarrollas músculo, en que también subirás de grasa, no hay forma de evitarlo. Ves esos comerciales donde dicen que construirás músculo al mismo tiempo que perder grasa, y todo es mentira. Pero es difícil, básicamente estuve comiendo dos pechugas de pollo grandísimas y un plato enorme de vegetales al vapor cada dos horas. Así que para cuando terminaba de comer, ya era hora de comer de nuevo. Luego llegó el momento de comer menos, pero igual cada dos horas, mis niveles de energía estaban altísimos.
¿Fue difícil apegarte a esa dieta?
Dos palabras: chocolate oscuro.
La última vez que hablamos, fue durante Australia, y dijiste que a tu esposa le gustó tanto cómo te veías en ese saco blanco, que te pidió que lo usaras en casa. ¿Tuviste alguna experiencia similar con tu vestuario de Wolverine?
–Riendo– Todo lo que diré, amiga, es que conocí a mi esposa haciendo un drama en prisión con tatuajes en todo mi cuerpo, un peinado de mullet ochentero, y muy tronado por el gimnasio… y así es como se enamoró de mí. Así que es bastante seguro decir que cada vez que me pongo estas cosas ella se emociona un poco. A mi esposa le gustan un poco los chicos malos, pero en realidad se casó con el capitán escolar. Sólo digamos que esa no es una imagen que inspira pasión.
¿Qué es lo que más te apasiona?
Buena pregunta. Mi familia diría que soy el amante número uno de la filosofía, del amor a la sabiduría, así que las ideas sobre quiénes somos y por qué estamos aquí, siempre han sido parte importante de mí. Amo el océano, no me puedo saciar. Me encanta comer. Ahora sabes por qué esa dieta fue tan pesada para mí. Digo, no estaba comiendo todo lo que yo quería. Me apasiona la gente. Una de las grandes emociones de mi vida en esta carrera es que tengo la oportunidad de viajar y conocer a tanta gente alrededor del mundo. Y claro, el café. Y el chocolate oscuro.
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