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Cine

Inferno

11-10-2016, 4:32:16 PM Por:
Inferno

Con la nueva aventura del profesor Robert Langdon, Ron Howard y Tom Hanks entregan un thriller que queda muy por debajo de sus antecesoras.

Cine PREMIERE: 2
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Una doble catástrofe. Tal puede ser la descripción de Inferno, tercera entrega cinematográfica del mundo creado por Dan Brown en torno al intelectual-resuelve-enigmas-semi-héroe-de-acción Robert Langdon, uno de los personajes menos memorables pero más comerciales de Tom Hanks, nuevamente reunido con el director Ron Howard. Es doble porque, por un lado, la cinta es una frenética narración de hechos sin profundidad y, por otro, la trama gira en torno a una posible pandemia que podría acabar con el 95 por ciento de la población del planeta. Ahí nomás. 

Siguiendo la misma fórmula y clichés que las anteriores El código Da Vinci y Ángeles y demonios, el filme parece cubrir a la perfección con una check list que sencillamente no puede faltar en la mancuerna Brown-Howard. Nuevamente tenemos a un sagaz protagonista que, con base en pinturas y obras de arte, resuelve misterios inverosímiles e intrincados que buscan impedir crímenes de diferentes niveles, aunque siempre siniestros; también se repite la asistencia de una joven y bella ayudante que le sigue el paso al erudito de memoria impecable –en esta ocasión es Felicity Jones–, así como la inclusión de Langdon en el conflicto «sin deberla ni temerla» y los escenarios artísticos que embellecen el metraje, especialmente Italia. 

No obstante, ya no hay más manos oscuras al interior de la Iglesia Católica queriendo esconder el Santo Grial, ni Illuminati en busca de venganza, pero las teorías de conspiración se mantienen a flor de piel. Ben Foster debuta en la franquicia como el prácticamente ausente antagonista. Es un billonario excéntrico convencido de que «la humanidad es un cáncer dentro de su propio cuerpo» y qué mejor forma de exterminarla que con un virus que fungiría como una nueva peste negra y daría pie a un segundo Renacimiento. Para el Bertrand Zobrist que interpreta Foster, esta postura radical es la única alternativa viable para salvar el mundo. Como ya intuyen, será responsabilidad de Langdon detener la crisis. El problema es que cuando inicia la cinta desconoce cómo llegó a Florencia, por qué tiene amnesia ni cómo es que fue baleado, así que a los obstáculos se suman que no sabe en quién confiar –fuente de exasperados giros dramáticos–.

Pese al ritmo trepidante con que se desenvuelve el thriller, lo cierto es que Ron Howard está a años luz de Alfred Hitchcock al crear suspenso y sembrar enigmas. Como en las otras dos partes de la trilogía el argumento es atravancado y el ritmo frenético, tal vez con la intención de no darle oportunidad al público de analizar las poco plausibles pistas. Llegamos al que ha sido el problema constante en las adaptaciones de las novelas de Dan Brown: la historia es embutida con calzador en poco más de dos horas, diluyendo tanto el argumento como el interés del público en juntar las piezas del rompecabezas para irlo armando junto a los personajes.

Además, aquí hay un halo de incredulidad en las circunstancias que rodean las hazañas del profesor de Cambridge. En su cruzada siempre halla rutas de escape forzadas y consigue llegar a atiborrados sitios turísticos sin tener que hacer fila, pagar un boleto de entrada o camina campantemente por pasillos y cuartos desiertos en museos en los que pulula gente, porque, claro… Hollywood lo puede todo.  

Pero no todo es malo. La película, que toma como referencia principal La divina comedia de Dante Alighieri y la descripción que hizo sobre los círculos del infierno, tiene un principio interesante en donde la recreación que se hace de la morada del demonio es apabullante. Consigue plasmar con realismo el sentimiento que pinturas como «El mapa del infierno» de Boticelli o «El juicio final» de Miguel Ángel generan en quien las mira: desolación ante las almas en pena que viven un cruel suplicio como castigo. El trabajo del cinefotógrafo Salvatore Totino es visualmente espeluznante. Y los incontables absurdos -vamos, ¿usar Google para descubrir los planes del villano?- no pueden demeritar eso. 

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autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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