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Cine

Juegos satánicos

14-11-2016, 8:33:00 PM Por:
Juegos satánicos

Satanic es una cinta de terror que, a pesar de su mejor esfuerzo, nunca logra despegar del todo.

Cine PREMIERE: 1
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El poeta francés Charles Baudelaire, autor de Las flores del mal, dijo alguna vez que la mayor triquiñuela del diablo ha sido hacernos creer que no existe. Y sin embargo, la histeria que habría de cundir en Estados Unidos a principios de los 80 –pánico satánico, le llamaron– y que haría al público presa de una paranoia espoleada por los medios, personajes como Anton LaVey y esa fascinación por lo oculto que ya había hecho un éxito de películas como El exorcista, La profecía o El bebé de Rosemary de Roman Polanski nos muestra que no, a Satán se le encontraba en todas partes.

En Juegos satánicos, un grupo de amigos –Chloe, su novio David y los amigos darks de Chloe, Elise y Seth– se encuentran camino al festival de Coachella cuando, de paso por la ciudad de Los Ángeles, deciden hacer un poco de “turismo satánico” y, tras hospedarse en The Flower Hotel, en la misma habitación en la que, años atrás, una chica de nombre Lainey Gore se cortara la garganta en un sacrificio ritual a Satanás, van y se toman selfies en la Iglesia de Satán fundada por LaVey –y en la casa en donde fuera asesinada Sharon Tate, la esposa de Polanski, en 1969–, y terminan en una boutique ocultista en la que los que atienden se ven como satanistas genuinos, y no como los posers que ellos son. La paranoia que hará presa de ellos comienza ahí, cuando deciden seguir al chico de la tienda a lo que resulta ser un auténtico ritual satánico.

La publicidad de la cinta dice que “ellos desencadenaron el más grande de los males.” Pero es la película la que comete el pecado de plantear un primer acto que nunca termina de comenzar: tras rescatar a una supuesta víctima de las garras de los satanistas, los chicos le ofrecen pasar la noche en el Flower, que la chica por supuesto reconoce… y donde les muestra lo que es un ritual de verdad. Desafortunadamente, para este momento la cinta rebasa ya los 50 minutos de metraje –una auténtica eternidad en la que, como resulta evidente por esta sinopsis, en realidad no ha ocurrido nada digno de contarse en una película que se quiere de terror–. Ahí tenemos, por supuesto, los signos ominosos de rigor, como la tabla Ouija de juguete con la que los chicos intentan contactarse con el espíritu de Lainey Gore y los pentagramas que se ven por todos lados, así como la serie de extrañas ocurrencias que de pronto se comienzan a suceder, una tras otra, como si el director supiera que la pelicula está por terminar y… sí, que aún no ha pasado nada.

Escrita por Anthony Jaswinski, guionista también de la muy lograda The Shallows, la película marca el debut de Jeffrey Hunt, director de series de televisión como Gotham, Fringe y The Vampire Diaries. Y se nota: la trama se antoja episódica y los personajes antipáticos, y víctimas además de esa maldición que aqueja a tanta película del género, y por la que su suerte nos tiene sin cuidado. A fin de cuentas, la razón por la que El exorcista o La profecía son ahora clásicos del cine de terror es porque, más allá de la sopa de chícharos y la paranoia de la época, los personajes logran que creamos todo lo que está pasando. Con películas como esta, ¿a quién extraña que la gente no crea en el diablo?

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autor Periodista y cineasta, es colaborador de Cine PREMIERE desde el año 2002, conductor de Horroris Causa en UAM Radio 94.1 FM y miembro del equipo de Mórbido: Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror. Actualmente imparte las materias de Narrativa, Guionismo y Géneros Cinematográficos en SAE Institute Mexico, así como talleres de guion para cortometraje.
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