La marcha de los pingüinos 2 – Crítica
La primera entrega nos mostró cómo un documental puede lograr una conexión emocional con diferentes públicos, a la vez que da a conocer las dificultades de supervivencia del pingüino emperador. La marcha de los pingüinos 2 logra el mismo objetivo, con más información, fotografía extraordinaria y tensión durante toda la película.
Desde la primera entrega de este extraordinario documental, el director Luc Jacquet ha logrado transmitir con emotividad la historia de unos pingüinos que marchan hacia la Antártida durante el invierno para conseguir comida para los polluelos que están por nacer y la hembra que sufre el hambre de meses mientras se cuida a sí misma de las tormentas. La marcha de los pingüinos 2 lo vuelve a lograr con una notable mejoría en la fotografía, nuevos datos y la repetición de algunos elementos estéticos que funcionaron desde la primera película.
Aunque la secuela vuelve a representar la misma marcha que los pingüinos realizan una vez al año para aparearse, esta vez el documental expone nuevos datos que resultan impresionantes al ser expuestos en el momento exacto y explica a mayor profundidad la organización entre las colonias. Es precisamente esta característica lo que vuelve al documental un material educativo y entretenido, puesto que el espectador puede disfrutar de una historia centrada en un personaje, a la vez que el narrador (Morgan Freeman) explica por qué el riesgo es mucho mayor que el que podríamos imaginar. «El huevo puede permanecer 10 segundos como máximo en el hielo antes de congelarse por completo», explica Freeman mientras observamos al pingüino protagonista intentando reubicar el huevo entre su vientre y sus patas tras dejarlo caer al bloque de hielo.
Además, centrar la historia en una sola familia provoca que el espectador se pueda sentir identificado –sí, con unos animales que viven a kilómetros de distancia– y lograr suspenso durante toda la película, como si de una historia de ficción se tratara. Estos animales en específico tienen características que a los humanos nos maravillan. Empezando por la monogamia y la lealtad hacia sus parejas, así como la convicción y esfuerzo para la protección de sus crías. Sin duda, los padres de familia soltarán una que otra carcajada al sentir empatía por la preocupación que ellos sienten por el polluelo recién nacido que irá en busca de su primera cacería solo (casi como cuando los hijos se independizan).
El desarrollo y crecimiento del polluelo es otra etapa en el ciclo de la vida del pingüino emperador que no se retrató en la primera entrega y contribuye a la autenticidad de la secuela. Asimismo, es en esta parte final del documental cuando incrementa el suspenso. Los riesgos a los que se enfrenta en su primera visita al mar debido a los depredadores y las dificultades del clima, generan tanta angustia que a muchos les harán querer cerrar los ojos.
Por último, como si sobrevivir a las heladas tormentas que alcanzan hasta los 144 km/h y escapar de las aves que los acechan durante su camino no fuera suficiente, también tienen que adaptarse a las deformaciones del cambio climático que es provocado por acciones cotidianas del ser humano. Es la reflexión final sobre la responsabilidad de tenemos todos los días y cómo afecta a esta especie animal otro de los preciados aciertos del documental.
No es la primera vez que el director ha intentado generar empatía exponiendo las consecuencias del cambio climático en un documental. Anteriormente, después de haber sido galardonado por Mejor documental en los Oscares 2005 por Marcha de los pingüinos, lanzó Ice and the Sky en el que vuelve a explorar el hielo de la Antártida. “He querido tratar este asunto del cambio climático de manera diferente. No presentado toda una lista de datos sino a través de un personaje. Creo que debe existir una voluntad política para que la gente entienda que algo está ocurriendo”, expresó el director en una entrevista para EuroNews.
El objetivo de Luc Jacquet se cumple. Es un documental con información nueva e impactante, no atiborra de datos, sino que se exponen en el momento adecuado y genera una empatía con los personajes y la situación real sobre el cambio climático con una fotografía extraordinaria
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Susana Guzmán De la O Escribir y el cine son mis más grandes amores. Admiro a Tarkovski, pero lloro cada que veo Up.
