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Columnas

La misma piedra (2008)

08-12-2008, 9:39:39 PM Por:
La misma piedra (2008)

El megaclip proteico En La misma piedra (México, 2008), apenas tercer largometraje del argentino en el exilio mexicano eterno Carlos Marcovich (Tras ¿Quién diablos es Juliette? 97 y Cuatro labios 04), se entrecruzan las vidas de los integrantes originales de la banda de pop mexicana Timbiriche justo en el momento de su Gira de Despedida […]

El megaclip proteico

En La misma piedra (México, 2008), apenas tercer largometraje del argentino en el exilio mexicano eterno Carlos Marcovich (Tras ¿Quién diablos es Juliette? 97 y Cuatro labios 04), se entrecruzan las vidas de los integrantes originales de la banda de pop mexicana Timbiriche justo en el momento de su Gira de Despedida (a ver si ahora sí) durante el 25 aniversario del grupo. La cámara se embarra en los delirios grandilocuentes de un Benny siempre creyéndose el Músico y el Productor. La cámara también se embarra en la desfachatez de una Mariana, captada en sus momentos de mayor espontaneidad, incluso cuando se pone hasta las chanclas. La cámara así mismo se embarra en el fervor de Diego Schoening, siempre entusiasmado por la gira, incluso cuando confiesa que Timbiriche constituyó su refugio del tenso ambiente familiar en que creció; confesión desgarrada hasta el llanto y lo conmovedor auténtico. La cámara de igual manera se embarra en la lucidez de Alix, vuelta orgullosa mamá con hijitas que todavía corean y bailan al ritmo de sus canciones. La cámara se embarra sobre la buenaondez de la Sasha, aún cuando esta rompe en llanto al enterarse del reality show que buscará a unos nuevos timbirichos, programa que constituyó un auténtico desastre y de los ganadores ni quién se acuerde. Y finalmente la cámara se embarra en las aspiraciones rockeras de un Erick Rubín nunca consolidado como tal, ni reconocido por sus coterráneos como músico serio.

La proteiforme estructura de este filme documental que por fortuna nunca se toma a sí mismo demasiado en serio dependerá de las acrobacias que la cámara va a realizar, dentro y fuera de la película, de un lado y a otro hasta que casi milagrosamente la cámara adquiera autoconciencia (“Díganle adiós a la cámara viejita y hola a la nueva en HD digital”). Cámara-coreografía energética y explosiva. Cámara- escalpelo invasor de la privacidad y la vida doméstica de los 6 integrantes originales hasta con la presentación sorpresa de Paulina Rubio en 1 concierto de la Gira. Cámara-confidente que llega a retratar las payasadas del Marcovich menos hígado que nunca.  Cámara-desmadre antes y después de los conciertos. Cámara que se estrella en todo y en todos, en la escenografía, en los objetos que pueblan el filme. Cámara-fuente de toda la frescura y vigor de este megaclip extremo y extenuante, pero a la vez trabajado con pasión y una brizna de locura creativa, siempre desde la repulsión que a Marcovich le produce la banda. Cámara-camarada, cámara-confesionario, cámara-vertedero de las frustraciones y los regocijos hasta alcanzar lo entrañable y la nostalgia.

La misma piedra aunque dispareja (curiosamente la parte en HD-Video no será tan apasionante como la parte en Súper 8), constituye el monumento y tributo de un no-fan a un grupo pop coreográfico como ningún otro en el mundo, cuyas canciones se seguirán cantando en 10 o 20 o 30 años en Londres, en Frankfurt, en Vancouver o en China. Pésele a quién le pese.

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La misma piedra 7

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