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Cine

Las elegidas

19-04-2016, 11:57:09 AM Por:
Las elegidas

Venerada en Venecia y Cannes, Las elegidas es un doloroso y elegante retrato de una situación espantosa que nunca cae en la explotación.

Cine PREMIERE: 4
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Hay temas que, por más cuidadosamente tratados que sean, terminan sintiéndose provocativos, oportunistas o emocionalmente chantajistas. En el cine nacional los ejemplos sobran y, con reiterativo afán, muchas películas han visitado ad nauseam tópicos como la pobreza extrema, el narcotráfico, la migración y la prostitución que, aunque no dejan de ser temas urgidos de discusión, suelen ser usados de forma gratuitamente explotativa e irresponsable.

Resulta interesante entonces que, con apenas su ópera prima La vida después como precedente, David Pablos, el director de Las elegidas, logre abordar uno de estos temas tan potencialmente tramposos de una manera tan exitosa, no obstante su corta carrera. Si algo tienen de parecidas Las elegidas y su mencionada primera película (ambas veneradas en Cannes y Venecia, respectivamente) es la separación abrupta de sus personajes. En su ópera prima, David Pablos dotó de nostalgia el road trip transformador de sus personajes tras la inadvertida partida de su esquiva madre, encontrando en esa ruptura el pretexto perfecto para analizar dinámicas y relaciones familiares fracturadas. En Las elegidas, sin embargo, Pablos opta por abarcar un espectro más amplio que la mera familia nuclear y reflexionar sobre un tema de escalas mayores.  

Ulises y Sofía son jóvenes y relativamente ingenuos. Ambos se conocen y pronto la atracción crece hacia algo más significativo. Pero, aun víctima del enamoramiento hacia ella, Ulises debe cumplir su deber e interrumpir la relación para entregarla a su padre y hermano, quienes operan una red de trata de blancas en la que el perfil de Sofía encaja a la perfección. Pero Ulises no está preparado para separarse de ella y decide negociar con su padre, quien le encomienda la tarea de llevar a cabo el mismo proceso de enamoramiento con una chica nueva, con quien planean intercambiar el lugar de Sofía. Así, nuevamente desde la abrupta ruptura de una relación, Pablos aborda con decoro y un tacto admirable, la sórdida realidad detrás de tan inclemente crimen.

Priorizando los planos fijos, aunque nunca pecando de contemplativo sino, por el contrario, valiéndose de éstos para transmitir una sensación de insoportable contención, el novel director no se muestra tímido respecto a los horrores que el tema elegido conllevan. Siempre manteniendo la distancia hacia lo gratuito y lo gráfico (los encuentros sexuales de las jóvenes con sus clientes son mostrados vía tomas estáticas de los rostros viendo a la cámara, con los gemidos de dolor en off), el director logra con elegancia involucrarnos en las desagradables actividades sexuales a las que Sofía y un grupo de chicas son sometidas, todas víctimas del secuestro y reclusión de la familia de Ulises. Sin embargo, lo hace con una sensibilidad y elegancia poco habituales en un realizador tan inexperimentado (aquí apoyado en las excelentes actuaciones de sus protagonistas, Óscar Torres y Nancy Talamantes). Las elegidas no sólo demuestra que, con talento, hasta el tópico más complicado se puede llevar con dignidad a la pantalla, sino también que en David Pablos hay un director digno de seguirle la pista.

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autor Periodista y comentarista de cine en El Fanzine, Nylon, Puentes, Cine Premiere y quien se deje. Mi papá me puso a ver Buenos Muchachos a los diez años y "as far as I can remember, I always wanted to be a gangster".
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