Magallanes

Harvey Magallanes vive en Lima y trabaja como taxista y chofer de quien fuera coronel del ejército de Perú, combatiendo a los integrantes del grupo Sendero Luminoso. Sus días transcurren sin sobresaltos, su antigua vida con todo y las atrocidades que pudiera haber cometido, parece diluirse irremediablemente. Sin embargo, un día al ver el retrovisor descubre que quien acaba de abordar su auto es Celia, una chica que trata de sobrevivir al frente de un negocio en las afueras de la capital y con la que está vinculado de la manera más violenta. Para él es un encuentro que le escupe a la cara su oscuro pasado, pero hay algo más, también le representa una oportunidad única, una que quizá le permita encontrar la redención. 

Basada en la novela La pasajera –del escritor peruano Alonso Cueto– y construida como un drama en toda la línea, el filme está revestido por momentos con rasgos propios del thriller más básico. Esta es una película que no sorprende por su trama, la cual, de hecho, termina por ser algo previsible, pero sí lo hace por su valor como testimonio y como ópera prima, no por nada fue exhibida en diversos eventos alrededor del mundo –como el Festival de San Sebastián– y se llevó el Premio Coral Especial del Jurado en el Festival de Cine de La Habana. Esto sobre todo, se debe a la sensatez de la postura que toma el actor hoy convertido en director, Salvador del Solar, para acercarse a un momento de la historia de Perú que, sin duda, es delicado y tiene muchas implicaciones ideológicas y emocionales. Y es que si bien no está exento de algunos anacronismos –mismos que no se pueden pasar por alto, hay que decirlo–, amén de que algunos personajes secundarios no encuentran una estructura clara, se trata de un relato que transpira honestidad y deja que el principal ingrediente y detonador, sea el lado más humano. Para ello cuenta con la complicidad de los actores en los roles protagónicos que, sin titubeos, matizan el desarrollo emocional e hilvanan con cuidado los momentos de intensidad de las escenas clave. Entre ellos destaca el veterano argentino Federico Luppi quien, a sus más de 80 años, luce tan capaz como en sus mejores tiempos y da la replica exacta para el siempre cumplidor Damián Alcázar, que sin entregar aquí uno de sus mejores trabajos, sabe transmitir el dolor y la ansiedad detrás de los silencios de su personaje. Mención aparte merece el buen quehacer de la también cantautora Magaly Solier, que de manera muy natural, se viste de orfandad y amargura, por cierto, ella estuvo nominada en la terna de Mejor actriz en los premios Fénix. 

Pero más allá de sus aspiraciones dentro de dicha entrega de premios –y otras similares como los Platino–, Magallanes es un claro ejemplo de cómo partir de lo particular y lo más íntimo, para conectar con la magnitud de una sociedad que se debate entre la culpa y el perdón hacia si misma, tejiendo un entramado que si bien se queda en la superficie de las cicatrices, resulta conmovedor y reflexivo. 

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Jesús Chavarría Critico de cine y cómics. Critico en Cine con Kristoff de Telehit. Fue editor de Stageone México. Colaboró con Playboy, Chilango y la edición mexicana de Archie. Hoy escribe para La Razón y Mórbido Magazine. Conduce el programa de radio y Tv, Rocket.