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Cine

Manhattan en la oscuridad

05-03-2017, 8:24:12 PM Por:
Manhattan en la oscuridad

Manhattan Night es un film noir previsible protagonizado por Adrien Brody.

Cine PREMIERE: 1.5
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Brian DeCubellis, el director de esta película, se basó en la novela Manhattan Nocturne, de Colin Harrison, para hacer esta historia que intenta erigirse como un film noir. De hecho, el formato y las decisiones estéticas, que implican tomas nocturnas o en días nublados, un narrador/protagonista muy en la línea del cine de los años 70 que reflexiona con cierto sarcasmo sobre sí mismo, un personaje solitario que exuda melancolía, una preciosa femme fatale y un influyente adinerado que pone contra la pared al protagonista, son los elementos de los que dispone para construir una trama ubicada en el Nueva York actual en la que, como es evidente desde el principio, no todo es lo que parece.

Adrien Brody (El pianista), quien también firma como productor, se encarga de dar vida al veterano reportero convertido en columnista Porter Wren, un tipo dedicado a cubrir la nota roja en busca de historias humanas interesantes para sus lectores. Él, que se asume como parte de una especie casi en extinción (los reporteros de publicaciones impresas), tiene fama de ser un muy buen investigador por haber hallado en el bosque a una niña perdida que ni los mejores detectives habían podido encontrar.

Por esa razón, en una fiesta en la que se presenta el nuevo dueño del diario para el que trabaja Wren, un hombre desagradable llamado Hobbs (Steven Berkoff) que remite de inmediato al magnate de los medios Rupert Murdoch, es abordado por la hermosa Caroline Crowley (Yvonne Strahovski), una joven viuda a la que él no le quita el ojo de encima. Cuando él acepta acompañarla a su departamento, ella desvela sus “verdaderas” intenciones: que le ayude a esclarecer la misteriosa muerte de su marido, el famoso cineasta Simon Crowley (Campbell Scott), encontrado en un edificio demolido.

A pesar de sus reticencias iniciales, Wren pronto se obsesionará con el caso (bueno, primero con la rubia) y se volverá el investigador solitario típico de estas historias (que anda tras la pista de tarjetas de memoria en las que un obsesivo Campbell ha dejado registradas sus vivencias más significativas). Y como también ocurre en ellas, la bella sólo utiliza sus encantos para que él esté dispuesto a ayudarla a toda costa. Sin embargo, eso provoca que su pequeño refugio, una vieja casa oculta en la ciudad en la que vive con su esposa (Jennifer Beals) y sus dos hijos, quede expuesto, pues resulta que Hobbs lo obliga a investigar para él, pues cree que Caroline lo está chantajeando.

DeCubellis jamás consigue enganchar al espectador. La intriga no tiene las tensiones dramáticas necesarias: por un lado, las vueltas de tuerca son previsibles casi desde el principio; por otro, hay diálogos que buscan ser tan profundos que acaban por provocar la risa involuntaria. Además, recarga todo el peso en el aspecto sufrido de Brody, lo cual no es suficiente pues nunca consigue externar los dilemas y conflictos que supuestamente lo estarían consumiendo. Va por la película como si sólo hubiera activado el piloto automático y este sólo significa uno más de sus recurrentes tropiezos.

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autor Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".
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