Melancolía danesa: lo nuevo de Lars Von Trier

Ni hablar. De nueva cuenta me quedé con ganas de ir a Cannes y dejar que el sol que baña el sur de Francia se posara sobre mis párpados. Otro año sin atestiguar ese glamour mediterráneo que me imagino sazonado con vestidos vaporosos, vómitos incontenibles de flashazos y paparazzi que apestan a añejo roquefort.

Aunque siendo sinceros, el hecho me duele sobre todo porque se me ha ido de las manos la oportunidad de observar dos películas que se presentarán allí -ambas forman parte de la selección oficial- y que me ponen muy nervioso nada más de mirar sus respectivos trailers. Las quisiera ver aquí en este justo momento pero, como todo cristiano -y, homogeneicemos, judío, musulmán, mormón, et al-, habré de esperar cinco, seis, siete meses, o más: un año, año y dos meses, año y medio, para que finalmente mis pupilas comenzasen a vibrar con la aparición de sus créditos y esa música arrojada a oscuras con que seguro iniciaría su proyección. 

La primera, y de la que hablaré hoy, lleva del título de Melancholia y es dirigida por el reconocido director danés, Lars von Trier. Acepto que yo disto mucho de ser "larsvontrierista" y a veces encuentro sus propuestas tan pretenciosas que mirar algo suyo me da una flojera de campeonato. Tal vez me he perdido de algo importante -su opinión al respecto me sería sumamente significativa- pero ese algo que von Trier destila y que a ratos apesta a excreciones de provocateur me hicieron pasar de Anticristo y The boss of it all. Sin embargo, hay algo en el trailer de Melancholia, una suerte de atmósfera difícil de describir y que escurre por entre los fotogramas, que me lleva a pensar que tal vez el danés -me lo imagino más deprimido que nunca, lo que no es decir poco-, ha regresado al drama sin reservas y netamente humano que imprime en Bailando en la oscuridad o Dogville. De hecho, y si hablamos de regresos, las primeras secuencias de su filme parecen emular Festen: la celebración, de su amigo-dogma Thomas Vinterberg. 

Por demás, no me deja de llamar la atención que, siendo tan quisquilloso y chiquismiquis, Von Trier se haya decantado por una actriz tan popi como Kirsten Dunst para protagonizar el filme, asimismo acompañada por Kiefer Sutherland, híper gringazo donde los haya. El toque europeo lo proporciona su aparente nueva musa, Charlotte Gainsbourg, mujer de belleza descuadrada que sin embargo a un servidor -y al parecer a cientos de miles de individuos más- le provoca fantasías NC-17.

Sin más, aquí el trailer sobre esta inusual historia sobre el fin del mundo.

Y no diré más sobre el otro filme que me provoca estragos emocionales, al menos no antes del próximo domingo.

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Carlos Jesús González Carlos Jesús (aka Chuy) es escritor y periodista freelance. Desde 2006 radica en Berlín, desde donde colabora para distintos medios. Sus pasiones son su familia, la cerveza, escribir relatos y el cine de los setenta.