Mis huellas a casa – Crítica

Hay una cuantiosa cantidad de películas protagonizadas por perros que repiten la misma fórmula narrativa una y otra vez. Para lograr la emotividad, inevitablemente recurren a la separación del dueño y la mascota en algún punto de la historia y, por supuesto, a su reencuentro, ya que la complacencia del público al que va dirigido (los dog lovers) es crucial. El director Charles Martin Smith no buscaba hacer de Mis huellas a casa un producto revolucionario dentro de la categoría, pero al retomar algunos elementos estéticos y narrativos de cintas pasadas pero con una adaptación fallida, terminó por alejar a su cinta de películas favoritas como Hachiko o Marley y yo.

Mis huellas a casa es la segunda adaptación literaria de Bruce Cameron después de Mi razón de estar contigo, en la que un red terrier fallece y regresa al mundo en una raza y sexo diferente. Esta vez, una pequeña pitbull café, Bella, es la protagonista del viaje del regreso a casa, sólo que en esta historia el regreso es literal.

Olivia y Lucas, dos amantes y protectores de los animales, pelean con el dueño de un terreno en el que vive una manada de gatos y perros entre los pedazos de madera y desechos de una casa derribada. Entre los sobrevivientes de la caza de los descorazonados trabajadores del antirrábico, queda Bella. Lucas y Bella sintieron una mágica conexión desde la primera caricia y la adoptó. La cachorrita descubrió el calor de un hogar y el cariño de un humano, hasta que la policía la encerró en un antirrábico por considerarla de una raza peligrosa y en un intento por volver a casa, Bella pierde el rumbo.

Charles Smith volvió a usar la voz humana para transmitir los pensamientos de la perrita, al igual que Lasse Hallström lo hizo en Mi razón de estar contigo. Sin embargo, esta ocasión los diálogos más allá de ser tiernos o dulces, llegan a ser absurdos y por ratos innecesarios. En algunas escenas resulta superfluo que por medio de sus pensamientos expliquen que siente miedo cuando se siente acechada por una manada de lobos o triste cuando la separan de Lucas.

Sumado a los pensamientos excedentes de Bella, están los actores con un guion un tanto exagerado y animales muy mal computarizados. Hay algunas escenas en que pareciera que los actores están a punto de empezar una coreografía de baile, alineados a la perfección y dando un discurso uno seguido del otro y bajo el mismo ritmo. Mientras que la “Gatita grande” y los lobos que conoce durante su tiempo perdida en el bosque, dan la sensación de movimientos y gestos muy artificiales.

Por si fuera poco, otro de los grandes errores del guion es que es sumamente predecible. Una de las aptitudes de este tipo de películas es que mantiene la tensión por conocer el futuro incierto del animal, pero éste en ninguna ocasión se pone en duda. Incluso, el mismo trailer revela detalles muy importantes de la historia.

Sin embargo, Mis huellas a casa ha sido aclamada por la nostalgia que han sentido algunos de los espectadores (aunque es claro que se debe a los propios recuerdos con su mascota, que por la empatía con los personajes). Podría ser un producto fácil de digerir para un público infantil, puesto que las lecciones morales y de responsabilidad son muy evidentes. Además, fueron muy cuidadosos con las escenas violentas para no resultar aterradoras para los pequeños.

Es una película que muestra de forma superficial, pero suficiente para niños, las adversidades a las que se podría enfrentar su mascota en caso de extraviarse y las ventajas de convivir con los animales. Sin embargo, hay un gran abuso de flashbacks con música pop instrumental de fondo para tocar el corazón de los dog lovers a causa de una historia, guion y estética muy mal lograda.

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Susana Guzmán De la O Escribir y el cine son mis más grandes amores. Admiro a Tarkovski, pero lloro cada que veo Up.