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Cine

Rápido y peludo

17-04-2017, 4:19:22 PM Por:
Rápido y peludo

Ozzy es una parodia perruna de filmes carcelarios de “grandes escapes”, que servirá de entretenimiento exclusivamente para niños.

Cine PREMIERE: 3
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En películas de animación los perros son una apuesta –casi siempre- segura de que habrá diversión peluda garantizada. Rápido y peludo, hace una apuesta hacia algo más grande y arriesgado: una historia que es, básicamente, una trama carcelaria de “grandes escapes”, protagonizada casi en su totalidad por perros parlantes. Y aunque el filme, dirigido por los españoles Alberto Rodríguez y Nacho La Casa lleva un par de premios en su haber (Mejor largometraje de animación por el Círculo de Escritores Cinematográficos), lo cual nos hace tener expectativas más elevadas, Rápido y Peludo es apenas un efectivo entretenimiento para la audiencia a la que va dirigida: el público infantil. 

Ozzy, nuestro héroe, es un beagle que lleva una vida feliz junto a su familia, un joven matrimonio de artistas que se dedican a hacer cómics. Pero es la pequeña hija con quien el perro pasa los mejores momentos. Sin embargo, cuando la familia tiene que viajar a Japón durante un mes a una convención de cómics (¿hay convenciones tan largas de cómics?), no sabrán qué hacer con el peludo. Para poder viajar con ellos, el perro tendría que pasar antes un periodo en cuarentena. 

La solución será dejar a Ozzy en un hotel-spa para perros, con todos los servicios que un hotel para humanos podría tener. Los problemas para él comienzan cuando descubre que el hotel no es más que la facha para cubrir lo que en realidad es una cárcel, en donde todos los perros que ahí caen son hechos prisioneros y obligados a trabajar. A pesar de que al principio la historia no se sostiene muy bien, e incluso es algo inverosímil (¿no había algo más accesible y económico como una pensión para perros, por ejemplo?), la trama verdaderamente despega cuando nuestro protagonista llega a la cárcel. Ahí conocerá a un perro salchicha con anteojos de fondo de botella, su compañero de celda, con quien planeará el gran escape de la prisión. Esto al ritmo de una banda sonora con clarines y flautas, que recuerdan la música de El gran escape (1963). Así como ésta, la película aterriza de manera aceptable sus referencias a películas ambientadas en prisión. Tal vez los peques no las capten, pero los adultos que se animen a darle una oportunidad encontrarán referencias a películas que van desde Papillón (1973) y Escape de Alcatraz (1979), hasta Sueños de fuga (1994).  

Si bien la animación no es extraordinaria, es visual y técnicamente pasable, aunque en ocasiones los movimientos de los personajes son algo tiesos. Al menos, los perros lucen creíbles y convincentes (sobre todo en detalles como el pelaje y la nariz). El problema es que, con todo y su bienvenido intento paródico, la película no es lo suficientemente graciosa. Es cierto, tiene un encanto perrunamente particular, pero no hay suficiente ahí para sostener su hora y media de duración.

–Alex Frias Haro

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autor Vengo de una familia de cinéfilos. Antes de llegar al mundo, mi mamá tuvo los dolores de parto mientras veía "Los Cuentos de Canterbury", de Pasolini. Además de crítico de cine, soy un coleccionista incurable, amante del arte y entusiasta del mundo del fitness.
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