Buscador
Ver el sitio sin publicidad Suscríbete a la revista
Cine

Recuerdos, amores y fideos – Crítica

28-09-2018, 9:37:16 AM Por:
Recuerdos, amores y fideos – Crítica

Una sorprendente y entrañable alegoría sobre la memoria, el perdón y el talento servida en forma de comedia gastronómica. Ramen Teh hace por los fideos más que lo que Whiplash hizo por las baquetas.

Cine PREMIERE: 4
Usuarios: 4
Votar ahora:

Una historia. Un hombre joven sale de la que fuera su casa de infancia para emprender la búsqueda de sus padres o, si es el caso, para saldar cuentas con su pérdida, generalmente inesperada. Hasta aquí, un cuento bien conocido y contado en versiones infinitas, desde Batman y Star Wars hasta Coco, Moisés o el Ulises de James Joyce. Una parábola de la redención personal obtenida a través de los que ya se fueron. En Recuerdos, amores y fideos (Ramen Teh, 2018), el huérfano irredento es un adolescente despeinado, se llama Masato y vive en el Tokio de nuestros días, aunque habiendo crecido en Singapur hasta los diez años y siendo hijo de un matrimonio formado por ambas nacionalidades, vive en ese limbo de doble patria que la vieja canción resume bien: “no soy de aquí ni soy de allá”.

Basta un tutorial fugaz, a la velocidad de Wikipedia, para aprender que las relaciones de Japón y Singapur en el pasado no han sido amistosas, y que la identidad del joven Masato está fragmentada de la misma forma que la de un chicano o un catalán, salvando las diferencias. Por eso, cuando su vocación de chef lo lleva a viajar a la capital de Singapur para aprender a cocinar ahí el plato nacional de su madre singapurense para cocinarlo después en la tierra de su padre nipón, ambos difuntos, podemos intuir que Recuerdos, amores y fideos habla de algo mucho más profundo que el antojo y la glotonería, y que las lágrimas que provoca tienen poco que ver con picar cebolla.

Recuerdos-amores-y-fideos-critica

Desconocido por completo para el mercado mexicano, Eric Khoo es sin embargo el director en activo más relevante para el cine de Singapur, así como el más visible en la arena internacional: con una filmografía que abarca casi tres décadas, ha competido en dos ocasiones en la sección oficial de Cannes y sus películas han sido seleccionadas en cinco ocasiones por la Academia de su país para aspirar al Oscar, sin suerte hasta ahora.

Su primer encuentro formal con el público mexicano no podría ser más adecuado. Recuerdos, amores y fideos, estrenada en el pasado Festival de Berlín, es una película al mismo tiempo folclórica y universal en la que el cineasta logra mantener a raya la estridencia de sus influencias locales –dramas, telenovelas asiáticas, mangas, anime, etc.-, lo que resulta en una película directa y entrañable incluso para quien no tenga mayor interés en el exotismo cultural de Oriente.

Recuerdos-amores-y-fideos-critica

Es una película discreta y limpia que, aún con algunas simplezas de estilo, tropezones sentimentales y una de las bandas sonoras más azucaradas del año, conduce con mano un argumento que se desenvuelve hacia fuera, haciéndose cada vez más grande, ganando capas, de modo que lo que empieza como un melodrama de regusto almibarado y algo esquemático, una hora después se ha convertido en un drama de buen alcance que sabe mirar al interior de sus personajes, una familia que se ha visto fracturada por el peso de la memoria pero que se mantiene unida por la devoción a la cocina, incluso más allá de la muerte.

Ramen Teh, que en su título original esconde un juego de palabras sobre la reconciliación entre Japón y Singapur, es también un oportuno contrapeso a esa caricatura histérica y plástica que es Locamente millonarios, al menos al internacionalizar cierta imagen de la sociedad singapurense del siglo XXI. La película de Khoo es un guisado casero, algo pasado de especias, pero hecho con el cariño de las recetas familiares; si fuera una sopa, yo recomendaría seguir con un guisado fuerte y definitivo como la divertidísima Tampopo, de Juzo Itami (se consigue en DVD, gracias a Zima), que también aborda la enorme complejidad de la cocina asiática, y culminaría con la más conocida Comer, beber, amar de Ang Lee, otro canto de amor y respeto a la sazón oriental y sus profundos vínculos con la familia, la tradición y el amor.

¿Quieres ser un emprendedor o emprendedora?
Conoce Emprendedor.com el mejor contenido de Ideas de Negocio, Startups, Franquicias, e Inspiración, síguenos y proyecta lo que eres.

autor Periodista, cinéfilo y lector compulsivo, conductor en Mi cine tu cine (Once TV), locutor, jazzero y tragón. Miembro de la Semaine de la Critique de Cannes en 2014 y del Berlinale Talents Press. Estando antes en París, pasaba más tiempo dentro del cine que afuera, así que volví a la Ciudad de México en donde el cine es más barato y, digan lo que digan, se come mejor.
Comentarios