El nuevo novio de mi mamá – Crítica
Comedia con aires ochenteros que despunta como lo peor de la cartelera.
Un joven agente del FBI (Colin Hanks) regresa a casa de su madre, a quien no ha visto en un par de años, para descubrir que la alguna vez obesa y deprimida mujer luce ahora sensual y disfruta de una activa vida sexual con hombres menores, esa es la premisa de la película de El nuevo novio de mi mamá.
En un estilo similar al que ha caracterizado a Eddie Murphy en varias películas, Meg Ryan recurre al maquillaje abundante y a kilos de implantes para aparentar una obesidad excesiva que hasta le dificulta caminar. Pero sólo por un breve lapso al inicio de la cinta.
El “enredo” de esta “comedia” se da a partir de que el personaje de Ryan conoce a un sujeto (Antonio Banderas) del que el FBI sospecha es un peligroso ladrón internacional. Sin que su madre lo sepa, Hanks tendrá que vigilarla en todo momento. Hasta en los íntimos.
Tal vez esta comedia hubiera funcionado comercialmente hace 20 años. En serio. Literalmente la cinta parece de manufactura y humor ochentero, que incluso nos podría recordar Dos policías al acecho, por ejemplo. Sólo que nuestra nostalgia tiene sus límites.
En Estados Unidos El nuevo novio de mi mamá ni siquiera llegó a estrenarse comercialmente. Se fue directo a DVD, al igual que otra reciente filme de Banderas, Verdades que matan.
Lo que en verdad mata es que subproductos de esta calidad lleguen a tener estreno en pantalla grande en nuestro país, cuando ya han sido rechazados en su lugar de origen.
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Charlie Del Río Cinéfilo incorregible. Coleccionista de juguetes de películas. Fundador y conductor de @CinemaNET. Colaborador en Efekto Noticias y Filmmen. Escribe en Cine PREMIERE desde el 2002.
