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Cine

Guerra de novias

04-02-2009, 1:03:35 PM Por:
Guerra de novias

Si Star Wars fue La Guerra de las Galaxias, ¿no debería Bride Wars intitularse La guerra de las novias? Pero más allá de la evidente falta de referencia cinematográfica de quien traduce y/o distribuye la película, los verdaderos problemas de Guerra de novias son otros. Y muchos. La supuesta comedia parte de la premisa de […]

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Si Star Wars fue La Guerra de las Galaxias, ¿no debería Bride Wars intitularse La guerra de las novias? Pero más allá de la evidente falta de referencia cinematográfica de quien traduce y/o distribuye la película, los verdaderos problemas de Guerra de novias son otros. Y muchos.

La supuesta comedia parte de la premisa de que la máxima ilusión de las mujeres es el día de su boda. Donde y cuando ellas quieran. Lo importante es el evento. Y en consecuencia lo menos importante con quien se vayan a casar. En los círculos de amigas, la noticia de que alguna se comprometa a matrimonio se recibe con fingida alegría y profundo resentimiento… Ah sí, olvidaba comentarlo: la película se sitúa en el mundo contemporáneo, en estos que son los últimos momentos de la primera década del siglo XXI.

Liv (Kate Hudson) y Emma (Anne Hathaway) son amigas desde la infancia. A la edad de seis, durante un verano, vieron a una pareja casarse en el Hotel Plaza de Nueva York. Y ahí se decidieron. Su boda, cuando ésta llegara, obligadamente sería en junio en el Plaza.

Veinte años después, y por un insalvable error administrativo del personal de la más cotizada coordinadora de bodas en Nueva York (Candice Bergen en un papel demasiado similar a los que ha hecho en sus últimas cintas, Todo sobre las mujeres y Sex and the city: la película), las dos mejores amigas quedan con reservaciones para su boda en el mismo día. Como ninguna cederá a un cambio de fecha, la amistad queda comprometida y comienza una desleal competencia por sabotear a la otra.

Las situaciones son forzadas y nunca lo suficientemente chistosas. Menos aún cuando se remiten a una de sus manifestaciones más básicas: la contradicción. Así, cuando Emma le dice a Liv antes de llegar a una reunión con el resto de las amigas que aún no anuncie su compromiso, lo primero que hace Liv al llegar al restaurante es gritar “¡Me voy a casar!”. Wow, qué hilarante.

No creo que tenga nada de malo ilusionarse con estos eventos. Pero cuando en Guerra de novias la boda es tratada –tal vez involuntariamente- como un compromiso para cumplir antes de tal o cual edad y no en la manifestación del afecto de una pareja, la película sufre. Tampoco ayuda que en el reparto se eligieran para los novios a dos actores francamente desconocidos, no peculiarmente hábiles, argumentalmente prescindibles y hasta intercambiables (literalmente), todo con tal de no opacar la presencia de las actrices protagónicas.

Y si bien en el caso de Hathaway es un despropósito exhibir una película así, considerando su reciente nominación al Óscar como actriz protagónica por su trabajo en El casamiento de Raquel (aún por estrenarse), con Hudson es un verdadero suplicio para los espectadores encontrar sus dos más recientes bodrios exhibidos en cartelera simultáneamente. Que horror.

– Carlos Del Río
 

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autor Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.
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