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Cine

Indiferencia

07-05-2012, 1:29:10 PM Por:
Indiferencia

Cumple su objetivo al salir de la sala de cine: debatir sobre un de los ciclos viciosos más peligrosos de la sociedad occidental.

Cine PREMIERE: 3
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Indiferencia es una historia que retrata justo todo lo contrario: es un retrato oblicuo, cuasi-documental sobre los agentes principales que mueven el sistema educativo norteamericano. Kaye se infiltra en los clichés básicos del género (maestros preocupados, estudiantes solitarios, padres enajenados), sin caer en sentimentalismos; al contrario, presenta una forma beligerante de tratar un tema tan delicado como el deterioro moral de las preparatorias norteamericanas.

Durante la primera mitad del filme, Kaye utiliza a un personaje antipático para que nos concentremos en la historia principal. Así, conocemos la situación de una escuela en los linderos de Nueva York a través de los ojos un maestro, el señor Barthes (Adrien Brody), un profesor sustituto que mantiene su cercanía y relación con los estudiantes bajo un vidrio blindado. La convivencia limitada que tiene con sus colegas y sus estudiantes, se entretejen diversas subtramas que fortalecen a la película –respaldadas en grandes actuaciones de Michael Caan, Christina Hendricks y Lucy Liu–  y que logran compenetrarnos a los pasillos y salones del colegio.

Sin embargo, el director sufre de un desbalance artístico durante la segunda mitad de la cinta: cambia este ambiente lúgubre, crítico y metódico, por una historia moralina y que recuerda vagamente a Taxi Driver. Barthes, conoce a una joven prostituta (Sami Gayle, clon de Emma Watson) y decide rescatarla de su miseria. Al mismo tiempo que se acerca a la chica, destruye su caparazón emocional, y comienza a sentir afecto hacia sus compañeros de trabajo y alumnos. Este despliegue de compasión injustificada y, hasta de cierta manera forzada, hunde a Indiferencia, en terrenos lacrimógenos y desesperados.

Kaye, tiene una habilidad natural por hacer hincapié en las fallas adolescentes de la cultura americana, así como en recalcar la decadencia de sus obsesiones y manías. En su obra más conocida, Historia Americana X, el racismo es el hilo conductor de una condena social; pero al mismo tiempo, invita a la redención de los protagonistas; si bien, esta película comparte este sentido de denuncia, se deja llevar por un comportamiento infantil y manipulador. Aun así, Indiferencia cumple su objetivo al salir de la sala de cine: debatir sobre un de los ciclos viciosos más peligrosos de la sociedad occidental… ¿quién es culpable de la debacle moral de la juventud… los padres o las escuelas? Kaye, nos entrega una hoja en blanco para que cada quién saque su conclusión.

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