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Cine

Funny Games US

25-09-2008, 11:25:08 AM Por:
Funny Games US

No nos confundamos: Funny Games US (su título en inglés) no es una celebración de la violencia por la violencia.

Cine PREMIERE: 5
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¿Quieres jugar el juego? Cruzado el umbral de la sala de cine, con o sin conocimiento de causa, uno acepta, aunque apenas comienza la película uno sufre una sensación de arrepentimiento. Desde el primer momento, con la irrupción de la estridente música de John Zorn, Michael Haneke nos somete a sus reglas explícitas de juego: en Funny Games US no hay salida, ni para nosotros ni para la familia protagonista del filme, sujeta a los designios de un par de sociópatas sitos más allá del bien y del mal, seres amorales cuyo fin último es jugar al juego de la muerte, a la que se llega no de súbito, sino a través del arduo camino de la violencia, tanto física como sicológica.

La más reciente entrega de Haneke es un remake de la película que filmara, en alemán y bajo el mismo título –sin el US que, literalmente, lo remata–, diez años antes. Cambian el escenario y los actores, no más. Cuadro a cuadro, Haneke repite el ejercicio: una familia –madre, padre e hijo– viaja a su casa de campo, a orillas de un lago. Allí, será sometida por el par de sociópatas, un par de rubios de ojos azules que bien podrían ser white trash neonazi o estudiantes de alguna escuela de la Ivy League.

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Las reglas del juego impuestas a la familia serán veleidosas, pero llegarán al final anunciado: la muerte del trío a manos del dúo. Y, acaso, la muerte simbólica del espectador, incapaz de cambiar el curso de la historia, por más que desee influir, hacer algo distinto a lo que harán los protagonistas ultrajados. No nos salvará ni el instinto de supervivencia de la madre ni el súbito arrojo del hijo, menos aún la actitud culpígena del padre, inmovilizado por un golpe de palo de golf –un driver– en la rodilla.

Sabemos, de entrada, que ellos, los sociópatas, son los ganadores del juego. Apenas se manifiestan, podríamos salir de la sala, conocedores del Game Over que se anuncia en las manos enguantadas de los criminales, en el brillo inclemente de sus ojos claros. Como espectadores, tenemos una sola opción: interrumpir el juego, no terminar de mirar su curso, hacernos de la vista gorda, dejar la sala.

Haneke habrá ganado el juego, de cualquier modo.

Pero no nos confundamos: Funny Games US (su título en inglés) no es una celebración de la violencia por la violencia.

No.

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La película, trasladada a Estados Unidos y a esta época, una década después de la versión en alemán, es una crítica al tratamiento de la violencia por parte de Hollywood: esa violencia a la que nos hemos acostumbrado y que hemos consentido, insensibles, luego de una sobredosis que nos ha anestesiado de manera casi perenne.

Y no es un “fraude”, como quiere A. O. Scott, crítico de cine del New York Times, vencido por la costumbre de su propia violencia.

No. Funny Games US es un éxito.

Scott, lúcido en su primera apreciación de la película, es vencido por sí mismo, por lo que no quiere ver, pero, finalmente, es obligado a ver. Y se hace de la vista gorda, indignado. Pero no abandona la sala, sometido.

Haneke, insisto, gana. Lo mismo que Naomi Watts (la madre) y Michael Pitt (uno de los sociópatas, acaso el líder).

Cinco estrellas. Two thumbs up.

Aunque yo hubiera preferido no jugar el juego. ¿Y tú?

Así la realidad, así las cosas. 

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autor Es investigador del Programa de Culturas Digitales de la Universidad de Sydney. Es el editor fundador de cinepremiere.com.mx y escribe sobre cine, televisión y tecnología en diversos medios nacionales e internacionales.
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