La dama de hierro

Tal vez esta esperada biopic sobre la controversial y poderosa primer ministro británica Margaret Thatcher no llene tus expectativas como una inteligente disección de la historia moderna, pero en realidad eso no importa, porque la impresionante interpretación que hace Meryl Streep en La dama de hierro es más satisfactoria en sí misma que la mayoría de las cintas en el cine en este momento.

Desde el primer momento en que la vemos, cuando nos detenemos un segundo preguntándonos si en realidad será ella, quedamos encantados con la transformación. Y así se sigue toda la cinta, encantándonos sin fallas. Desafortunadamente, los detalles minuciosos de iluminación política, los jugosos vistazos detrás de bambalinas que uno esperaría, jamás logran alcanzar al talento de Streep. De igual forma, el deficiente guión se hace de artilugios viejos para avanzar la trama en lo que fácilmente podríamos describir como un punto de vista demasiado compasivo que ignora algunos de los aspectos más cruciales de la biografía de Margaret Thatcher y el reinado de poder de la señora.

Situada en el presente, la antigua primer ministro, ahora ya en sus ochentas, es reducida a depender de cuidadores, restringida por las debilidades de la vejez y las distorsiones de la pérdida de memoria. El guión principalmente se enfoca en 3 días, con descansos a través del tiempo usando flashbacks y conversaciones inventadas con su fallecido esposo Denis (un muy travieso Jim Broadbent). Aunque los flashbacks pudieron ser informativos, en realidad se sienten tan confusos como el resto del guión. Las comparaciones con La reina, aquella cinta más inteligente y estilizada sobre otra icónica figura femenina británica  son inevitables, al igual que con otra menos querida por la crítica, J. Edgar, aunque por razones diferentes. De cualquier forma, La dama de hierro no le llega ni a los talones con su política aguada y perspectiva incompleta. Y el hecho de que la interpretación de Streep sea impecable sólo hace relucir las debilidades del material.

El apodo de “dama de hierro” le fue puesto a Thatcher por los medios soviéticos a mediados de los 70 por su conocida naturaleza sin rodeos y su dureza como política conservadora, una imagen que contrasta severamente con la vieja mujer adolorida en que se convirtió. Uno no puede evitar pensar en qué pensaría esa misma mujer de ver la representación cinematográfica de su lucha personal por mantener su dignidad, su mente y sus memorias más queridas

–Liz Hayworth

Ve el trailer de La dama de hierro.

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Staff Cine PREMIERE Este texto fue ideado, creado y desarrollado al mismo tiempo por un equipo de expertos trabajando en armonía. Todos juntos. Una letra cada uno.