La reunión del diablo – Crítica
A pesar de caer en lugares trillados, cumple su promesa de tener entretenida a la audiencia con una historia original.
Para muchos, un proyecto con el nombre de M. Night Shyamalan es referente de poca fe en el resultado, y aunque tal vez sus más recientes ejecuciones en pantalla no hayan sido bien recibidas por el público, la gente está olvidando que no ha perdido su habilidad de escritor de cuentos. Así es como se aleja de la silla del director –y de guionista, para el caso– y se dedica sólo a escribir una historia, la primera de una trilogía.
La premisa de la película de La reunión del diablo es muy atractiva porque a la vez resulta muy sencilla y atrapa en cualquiera de los niveles que se presente: cinco personas se quedan atrapadas en un elevador y bajo esa normalidad que cada uno pretende, una de ellas es el diablo, todo esto mientras los observamos a través de una cámara de seguridad y los conocemos conforme avanza la trama.
Un filme que se desarrolla ágilmente atrapando al público en la trama (dentro y fuera del elevador) y sus personajes, pero sobre todo con los sutiles e inteligentes sustos –totalmente alejados del cine de horror moderno– que logran una verdadera sensación de suspenso.
Tal vez, el gran problema de la película de La reunión del diablo es que, por momentos, peca de caer en lugares trillados para retener al público, pero al final, cumple su promesa de tener entretenida a la audiencia con una historia original, situación bienvenida en el cine actual.
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